miércoles, 22 de junio de 2016

Day and Night

El mundo es bello, pero tiene un defecto llamado hombre.
Friedrich Nietzsche.

Day and Night - Escher


            Distopía
Hoy, mañana, ayer. A veces me pregunto cuántas veces no ven, solamente por querer ser ciegos. ¿No sería mejor disfrutar aquello que deleite la mente mas no cure los males? Me aburre pensar cómo sería vivir atormentado, prefiero divertirme mientras veo pasar la tormenta. Tantos que caminan sin sentido, porque ya no encuentran uno, yo sigo creyendo que buscar un propósito en sí es lo que no tiene sentido. La noche es consecuencia del día, y yo un ser de noche, donde todas las caras se ven parecidas y las luces de la selva de concreto opacan el brillo de las estrellas. Me gustan los callejones obscuros y los cuervos merodeadores volando sobre nuestras cabezas, signos de algún mal presagio que realmente no nos importa. En este punto no sé si ser víctima o victimario, la verdad da igual, todos somos culpables de esto. Volvió a subir el precio del pan, cuatro reales en los bolsillos no valen lo que antes, la guerra lo hace todo más caro, claro que a mí nunca me ha afectado, nada lo hace. “Los horrores de la guerra hicieron crecer los males. Las derrotas militares, la corrupción e ineficiencia del gobierno, el hambre y los sufrimientos de la población civil abrieron el camino a la revolución” (Compacto Cultural IV Medio, pág. 426) Pues para llegar a la paz se necesita un conflicto, un roce, y eso significa un buen ingreso para aquellos que saben aprovecharlo. Aun así, muchos creen que el mal tiempo va a pasar, que todavía hay un ideal por encontrar, ¿yo? yo solo creo que no podemos pretender encontrar aquello que nuestra propia esencia impide que exista. Sin embargo, a veces como todo individuo me gustaría poder soñar con los ojos abiertos. Envidio a aquel que puede cerrar los ojos y puede ver más allá o al menos imaginárselo. Envidio las caras grises en la multitud que aún tienen algo a lo que aferrarse. Pero sobre todo envidio a aquellos que nacieron con el don de la fe, don que aún no he tenido el placer de conocer. Por las noches, siento su presencia, su aroma, susurrándome al oído en un idioma olvidado de manera inteligible, pero con el alba despierto acompañado de su ausencia, nada más…”Sigo creyendo que si creyéramos todos en nuestra salvación de la nada seríamos todos mejores” (Del Sentimiento Trágico de la Vida, Miguel Unamuno, pág. 4). Es entonces cuando se me ocurre que todo hombre tiene derecho a una fe, tanto como si de buscar una utopía se tratase. ¿Y si la utopía es la búsqueda del ideal perfecto, acaso no es nuestra propia imperfección humana la que termina transformándola en distopía? Supongo que a veces pienso más de la cuenta, y olvido que la sombra es consecuencia de alguna luz, que en algún lugar perdí. He visto hombres caer de lo más alto y otros levantarse desde el subsuelo más profundo, por mi parte, nunca me preocupe por nadie y nadie se preocupó por mí. Tal vez fui inocente al soñar con un mundo libre para todos, no me di cuenta que nunca seremos libres. Ni yo que me encuentro en la cima tengo libertad, nunca se tendrá. La realidad es una ilusión, un inteligente engaño de los sentidos, si antes fueron grilletes, hoy son las cadenas de la mente las que nos atrapan: “El individuo es sin duda el átomo ficticio de una representación “ideológica de la sociedad; pero es también una realidad fabricada por esa tecnología específica de poder que se llama la “disciplina”.(Vigilar y Castigar, Foucault, pág. 180) Disciplina, que como si de un defecto cromosómico se tratase está aferrada a nosotros desde el primer destello de luz hasta el último suspiro. Tantos hombres prometiendo el cielo, cuando el cielo todos los inviernos termina en el suelo. La ambición fue mi aliada poderosa, también protagonista de mis amarguras. El poder llegó a ser mi único alimento, el problema estuvo en el no poder, el no poder querer, el no poder confiar, el no poder tener suficiente. ¿Serán fuerzas cósmicas que nos impulsan? O tal vez la infinita codicia del hombre nunca estuvo en los planes. Vivimos en una realidad contradictoria, donde, “la guerra es la paz, la libertad es la esclavitud y la ignorancia es la fuerza”  (1984, George Orwell, pág. 5) Nada fue como lo pensamos, pero no escuche protesta alguna ¿Acaso habrá remordimiento en la conciencia humana? Tal vez de nada serviría divagar sobre ideales, cuando la justicia solo es un juego de niños.  ¿Porque marcha un pelotón completo por una causa ajena? ¿Porque se aferra el títere al titiritero? Tantas ansias de poder y tantos hombres ambiciosos, parece ser la naturaleza de las cosas, pues solo somos esclavos de nuestros defectos. Somos peones en el tablero de ajedrez. Como buenos jugadores, los pastores piensan con varias movidas de anticipación, evitando que se descarrilen sus ovejas. Es más yo diría que la mayoría de los conflictos son orquestados, “no surgen de una profunda lava emocional donde la gente queda atrapada sin posibilidad de resistirse. Al contrario, son resultado de la movilización de las emociones por parte de los diligentes, o, cómo debería llamárseles, los seductores” (Hacia el siglo XXI, Ralf Dahrendorf, pág. 525) Así un pie, luego otro, bala por bala caen los subordinados, como cartuchos usados contra el frío suelo de la realidad. Me sorprende como el medio solo por contenernos nos define ¿qué es la evolución sino el esfuerzo por seguir viviendo? ¿Será que toda creación humana está destinada a perecer y por ende lucha por prevalecer?

             Somos huérfanos del destino, aprendiendo solos a que no se avanza con los pies sino con la cabeza. ¿Arrepentimiento? Ninguno, sólo fríos pensamientos de una mente sin recuerdos, inocente ante la ciega justicia que hasta a mí me ha defraudado. Espero vuelva la humanidad que perdí, y así tal vez reencontrarme con lo que nunca tuve, siempre quise y nunca tendré. Me gustaría ser inmortal y ver desde arriba para dejar de sentarme en la cumbre de huesos que construí y empezar a amar como hacen todos, bendecidos con el don de la ignorancia, no entienden ni lo primero ni se enteraran de lo último. Solo quedan fantasmas de lo que pudimos ser, ¡que molesto! Tantas veces escuche “los hombres. Hay que amar a los Hombres. Los hombres son admirables. Tengo ganas de vomitar, y de pronto ahí está; la Náusea.” (La Náusea, Jean Paul, pág. 134) Un asco que muchos parecen padecer, ya no hay ganas de vivir, todos arrastran los pies ¿y si es cuando dejamos de correr que la vida se nos escapa? ya estamos exhaustos. Los días se hacen más largos, ya se marchitaron las manecillas del reloj y los cisnes se harán cuervos cuando lleguen las 12...todo está perdido.

  
Si me caí, es porque estaba caminando. Y caminar vale la pena, aunque te caigas.
Eduardo Galeano
Utopía 
Mírenlos, desorientados, asqueados de su propio triunfo ¿Acaso esto querían?  Dicen que le temen a la obscuridad, tal vez solo fue la luz la que los cegó. Se prometían resilientes, en ascenso, ya ni siquiera sé si sienten la caída. No entienden que el tiempo es circular, pero no infinito y que el sol comparte miradas con la luna. Creo que se enamoraron de las estrellas y ahora le temen al amanecer. Aunque aún haya esperanza en algunos, otros simplemente dejaron de buscarla, ¿es que no ven que siempre estuvo ahí? La luz se refleja en todos los colores, pero al parecer hoy solo quieren ver un juego de negros. Son tantas verdades para una sola realidad invadida de intersecciones, hasta las lenguas se les cruzan. Profesando paz y abrazando guerra, aceptan relatos falsos de una bien vista hipocresía. Son embusteros y tramposos, al final solo se engañan a ellos mismos, no se dan cuenta de que son su propia piedra en el camino. Camino dividido en una bifurcación ilusoria que los lleva al mismo sitio, porque no van donde las praderas relucen, sí no más bien donde los sueños duermen. ¿Será que lo hacen a propósito? ¿Qué pretenden? Si ni sus supuestos anhelos los zafan del abismo. ¿Si la vida es perfecta en su origen, acaso no son ellos mismos los que terminan degenerándola? Ya se hace tedioso esperar un mundo ameno libre de hombres confusos y plagado de sueños cumplidos. Donde el humo solo provenga de las hojas secas rostizadas por el sol, y donde las historias de guerra sean solo cuentos para los niños mal portados. “Con la promesa de un mundo prodigioso donde bastaba con echar unos  líquidos  mágicos  en  la  tierra  para  que  las  plantas  dieran  frutos  a  voluntad  del  hombre” (Cien años de soledad, García Márquez, pág. 8) Un mundo en paz, abundante en placeres, inmerso en risas y  rebosante de melodías. Un mundo donde el tiempo orbite sobre el eje mismo de la existencia, sin perturbarla. Se ríen y el tiempo parece escurrir de entre sus dientes, poco puedo hacer al respecto. Crecieron tanto, que ya ni siquiera caben en mis manos ¡Brillantes! siempre un paso adelante. Con la frente en alto, siempre mirando desde arriba, como si fueran reyes en su mundo. Esa arrogancia traicionera, ese don tan malgastado, sólo a un paso más cerca de su inherente fracaso. “¿Qué hay de los cuatro jinetes de la Apocalipsis, uno montado en el caballo blanco de la guerra civil, otro en el caballo rojo del genocidio; otro más en el caballo negro del terrorismo, y el último, en el caballo lívido de la hambruna y la enfermedad?” (Como acabar el siglo XX, WM Roger Luis, pág. 4) ¿Que van a hacer? son ellos mismos montando hacia su tan predicado final. Siempre esperando el fin, en vez de tomar peso por sus acciones, así no los veo llegar más allá de sus narices. Despierten, ya basta de hacerse los indoloros y reconozcan el dolor en sus corazones, demuestren la humanidad que sé que tienen. Escapen de la nube gris que tanto persiguen, y ya dejen de ver a través del ojo de la tormenta. Que el mundo ideal nunca hubo que buscarlo, siempre estuvieron parados sobre él, sólo tenían que detenerse a mirar un segundo. Como pueden ignorar la eternidad si les sonríe burlesca desde el otro lado.  Es acaso tan difícil dejar de admirar su reflejo en las agitadas aguas del destino como para fijarse por un pequeño instante en que sus cabezas ya están sumergidas. Espero la verdad se les presente en forma de epifanía y dejen de morder la mano de quien los alimentaQué ironía que los primogénitos de la tierra hayan decidido traicionarla. Debe ser la misma fuerza de gravedad la que aferra la grandeza del hombre al suelo, ya parece que terminaron de agotarse sus fuerzas por levantar el peso del poder en sus hombros. Tan grandiosa creación, el hombre, que tanto me maravilla cómo decepciona. Tal vez son ellos la razón de la vida y su actuar es justificado, y  no sólo eran delirios de grandeza que los aquejaban. Pensar que solo fue un capricho mío, “mi vehemente voluntad de crear me empuja siempre de nuevo hacia los hombres; así se siente el martillo impulsado hacia la piedra. ¡Ay, hombres en la piedra duerme para mí una imagen, la imagen de mis imágenes!” (Así habló Zarathustra, Friedrich Nietzsche, pág. 90)  que al parecer no era tan perfecta como pensaba. Últimamente parece que es su continuo esfuerzo por equilibrar la balanza a su lado lo que más me preocupa. Mientras ellos crecen,  siento mi voz desvanecerse y la lengua del hombre solo parece repetir: “No críes cuervos o arrancaran tus ojos de sus cuencas.” Ya está lloviendo y el viento parece llevarse los lamentos de los inocentes que pasan desapercibidos ante el cruel invierno en el que están sumidos. La pieza central de mi rompecabezas que por más que cambie parece no calzar ¿Habrá sido una falla en los planes? Al menos eso aparenta, su codicia está devorando la infinidad del universo. La felicidad ya no está en su horizonte y se sienten cómodos viviendo entre las obscuras faldas de la solemne noche. Luchando por salvar su propio pellejo leproso sin importarles a cuantos contaminan en el camino. La esperanza se rinde ante el insomnio, y el estruendoso canto de las campanas sentencia el silencioso juicio del hombre. Han llegado las 12, no pude hacer nada para evitarlo.




Día y Noche

A veces pasa que cuando despierto solo quiero seguir soñando para despertarme otra vez. ¿Acaso se acabaron las buenas mañanas? Entonces me pongo a pensar en cómo sería entenderlo todo, pero solo termino pensando en que no entiendo nada. Al parecer, no es el hoy, el que ayer pensamos, que el mañana seria.

Ya es tarde para tus lamentos, no entiendes que el único culpable siempre fuiste tú. Para entenderlo todo primero deberías entender sobre que estás hablando, el presente es sólo cosecha de tu descuidada siembra.

¿Y ahora osas aparecerte?, después de habernos dejado la soledad como única compañía. Puede que estemos cosechando la discordia, pero la semilla siempre estuvo podrida. Repentinamente tienes tanto que decir y reclamas tener tantas respuestas, cuando nunca fuiste más que un susurro en nuestras conciencias.

¡Insolente! Que impertinencia obviar el porqué de tu existencia. Evidentemente he estado presente en tu subconsciente, pero si no escuchaste fue a causa de tu conveniente sordera. Espero hayas logrado apaciguar la insaciable  culpa que te carcome.
                  
¿Pero a qué culpa te refieres? Que inocencia para quien se esconde detrás de la inmortalidad. Que no entiendes que nuestros pies descalzos gozan de las gélidas caricias  de los vidrios rotos. Nuestras llagas son solo medallas del largo camino recorrido, no nos repugnan solo alimentan el orgullo que hemos construido.

Son amantes de la muerte, su única limitación. Autodestructivos en su esencia, por eso son y siempre serán una herida abierta en la tierra, destinada a nunca cicatrizar. Un mundo ideal y en armonía, sentenciado desde que dieron su primer pasó en él. 

No pedimos nada de esto, ya no esperamos la perfección pues nos sabemos defectuosos. No bajamos los brazos, nunca quisimos alcanzar tu cielo, sólo fuiste una respuesta más, para contestar nuestras preguntas sin sentido.

Pareces tenerlo todo solucionado, encontraste resolución en una noche sobria, embriagada de pensamientos, aceptaste ser el responsable de la inviabilidad de mis anhelos, fruto de mis frustraciones…

Ya me harte de escuchar tus lamentables quejas, ya no hay poder en ti que sea capaz de frenar nuestra naturaleza, somos incorregibles y dichosos, no habrá un mundo perfecto mientras nosotros reinemos sobre él. Ahora tus esperanzas solo serán  cuentos incompletos, “hoy dios ha muerto; el hombre lo ha matado”.


El hombre, en su orgullo, creo a dios a su imagen y semejanza.
 Friedrich Nietzsche
Una sencilla explicación
Los opuestos se atraen, se nutren de sus diferencias generando una realidad para encontrar el equilibrio. Vivimos en una distopía que se justifica en nosotros mismos y anhelamos una utopía que nos es externa e inalcanzable. El constante juego entre la luz y sus sombras, entre el blanco y el negro, la valorización de lo humano y su intranzable naturaleza son solo dos caras de la misma moneda.
En distopía el hombre reflexión sobre sus defectos, los recibe con una indiferente cara de aceptación. Contextualiza el pensamiento del siglo XX en bases históricas literarias y filosóficas, mientras representa un existencialismo lleno de dudas.
Por otro lado en utopía se presenta una visión superior al contexto humano donde se critica y valora esa batalla que tiene el hombre contra sí mismo que termina por estancarlo. La obra día y noche cobra vida en cada pensamiento tanto utópico como distopico, es un incesante baile entre opuestos en un intento de encontrar el balance perfecto. Tras un largo desarrollo individual por ambas partes, concluyen discutiendo entre ellas, encontrando así solución a la problemática inicial. Se crea una interacción entre los dos conceptos, que al fin y al cabo solo resultan ser dos caminos que terminan en un callejón sin salida alguna.
Cada uno de nosotros es un universo en sí mismo lleno de contradicciones lleno de tribulaciones, lo que nos permite generar una idea propia , única e igual de valida que las demás. Continuando el hilo conductor presente a lo largo del trabajo decidimos colocar una sencilla explicación sin considerar algún orden preestablecido como comprobación misma de que la distopía es una realidad.
 Tal vez es hora de darse cuenta que no somos más que animales
¿deberíamos luchar contra nuestros instintos?

Mateo Guevara, Thomas Mies y Clemente Rojas
IVº A, junio 2016
Colegio Alemán de Valparaíso

  
Bibliografía y Webgrafía

Así habló Zarathustra, Friedrich Nietzsche.

Como acabar el siglo XX, WM. Roger.

Cien años de soledad, García Márquez.

La Náusea, Jean Paul.

Hacia el siglo XXI, Ralf Dahrendorf.

1984, George Orwell.

Vigilar y Castigar, Foucault.

Compacto Cultural IV Medio, varios autores.

Del Sentimiento Trágico de la Vida, Miguel Unamuno.

Imagen portada: Day and Night, Maurits Cornelis Escher.

http://britton.disted.camosun.bc.ca/escher/day_and_night.jpg

Inspiración musical:

Distopía: Sonata Moonlight, Beethoven.

https://www.youtube.com/watch?v=4Tr0otuiQuU

Utopía: Nocturne no.20 in c-sharp minor op.posth, Chopin.

https://www.youtube.com/watch?v=_hyAOYMUVDs


viernes, 18 de enero de 2013

DEJA VU


“...Un día llega de lejos
Huescufe conquistador,
Buscando montañas de oro,
Que el indio nunca buscó,
Al indio le basta el oro
Que le relumbra del sol.
Levántate, Curimón.

Entonces corre la sangre,
No sabe el indio qué hacer,
Le van a quitar su tierra,
La tiene que defender,
El indio se cae muerto,
Y el afuerino de pie.
Levántate, Manquilef...

(Arauco tiene una pena – Violeta Parra)



DEJA VU

“Hace años que llegaron seres extraños, de tez blanca y cabello claro, penetrando en nuestras tierras. Yo era tan solo un niño cuando empezaron a llegar los wingkas, repartiendo terror y violencia en nuestras familias y comunidades. ¿A qué vienen me preguntaba yo? Desde un comienzo comprendí que sus intenciones no eran buenas, pero a la vez me percaté que en el campo de batalla éramos ampliamente superados. ¿Quiénes eran?, ¿De dónde venían? Algunos afirmaban que eran frutos de la ira de Ngenechén, quien enviaba a estos demonios como castigo. Entendí que nuestra valentía y coraje no iba a ser suficiente para derrotarlos, pues ellos tenían armas que nos mataban a distancia, extraños seres a los que llamaban “caballos” y vestimentas a las cuales nuestras armas eran obsoletas.
Decidí entonces buscar otra forma para lograr expulsarlos, fue cuando comencé a estudiar su idioma, estaba lleno de interrogantes, sediento de respuestas, y quién mejor que ellos para dármelas. Me integraron junto a otros de mis hermanos a una expedición que era liderada por un hombre malévolo, podía ver la ambición y la maldad en sus ojos, sus pares lo reconocían como Valdivia, Pedro era su nombre. Nos usaban para cargar sus cosas, recibíamos peores tratos que lo animales que llevaban. Pese a las condiciones aprendí rápido, cuando empecé a comprender lo que hablaban, me di cuenta que nos llamaban “Araucanos”, pregunté a que se debía tal extraño nombre, pero nadie me supo responder. Hasta que llegué donde uno de los soldados de la expedición, él me dijo que era por un libro, el cual nos describía y narraba la historia de nuestro despojo, extraño me pareció, ya que nunca vi a un wingka observando ni analizando nuestro comportamiento pasivamente, solo vi sangre y abusos. Simpaticé con ese hombre, el cual también le guardaba rencor a Pedro De Valdivia, decía que su ambición lo cegaba y los iba a llevar a la perdición. “No somos Araucanos, somos Mapuches, Gente de la tierra” fue lo primero que le dije. Me ignoró.
Entonces insistí. “¿De dónde vienen?, ¿Qué buscan?” Pregunté impacientemente. Guardó silencio y luego me respondió “Somos occidentales, venimos del otro lado del mundo, estamos buscando oro o plata, cualquier piedra preciosa nos sirve” Dentro de mi mente intenté encontrarle la lógica a su respuesta, pero no lo conseguí. “¿Para qué?”
“La tierra nos pertenece a nosotros los hombres, debemos explotar sus riquezas para así conseguir un mayor desarrollo, es cosa de economía, pronto seremos ricos”
¿Qué es la economía? ¿Qué significa ser rico? Le pregunté.
Entre risas el hombre me miro y me dijo, “ser rico, es poseer los bienes suficientes para vivir la vida tranquilo, cuando uno es rico, la vida es simple y fácil, la economía, es el sistema que regula el intercambio o la producción”
Entonces reflexionaba en mi mente según la definición que me acababa de dar y tratando de entender la mentalidad del wingka le respondí:
“Aquí no existe economía, pero todos somos ricos, la tierra no nos pertenece, nosotros le pertenecemos a ella”
Me miró extrañado y guardó silencio, como si no me hubiese entendido, fue cuando comprendí que sus intenciones, venían a robar nuestra naturaleza, nuestra vida.
Días después tuvimos un enfrentamiento con una de nuestras comunidades, presencié con mis propios ojos la crueldad con que se nos atacaba, no aguanté más, robé una de sus armas y me dirigí a atacar a Pedro. Con mis ojos sollozando en ira me acerque a él, y sin darme cuenta recibí un golpe por la espalda que me dejó helado en el piso, poco a poco se me nublaba la vista…
Repentinamente escuché un ruido, era la puerta, aun medio dormido la abrí y me encontré con dos señores altos de terno: “¿Es usted Alex Lemun?” Sí, le respondí, “Tenemos una orden de desalojo de toda su comunidad, este terreno ha sido comprado por nosotros”.
“¿De dónde vienen?, ¿Qué buscan?”
“Somos Forestal Mininco, su terreno es atravesado por amplios bosques, desde ahora en adelante aquí trabajaran mis máquinas.”
Dentro de mi mente me parecía algo familiar, algo extraño había en todo esto. Convencido de mi soberanía sobre las tierras, les respondí que no nos moveríamos, que nosotros le pertenecíamos a la tierra. Los hombres maquiavélicamente  me respondieron:
“La tierra nos pertenece a nosotros los hombres, debemos explotar sus riquezas para así conseguir un mayor desarrollo, es cosa de economía, pronto seremos ricos”
No nos moveremos le dije, no es justo, esta tierra ha sido ocupada por nuestra comunidad por siglos, no deben destruirla, es nuestra fuente de vida. Fue cuando comprendí sus intenciones, venían a robar nuestra naturaleza, nuestra vida.
Días después llegó la policía y tuvimos un enfrentamiento con nuestra comunidad, pude presenciar en carne propia la crueldad con que se nos trataba, niños, ancianos, mujeres, todos eran tratados de la misma manera. Entre sangre y humo, desesperado tome un arma y con mis ojos sollozando de ira me acerqué rápidamente a uno de los policías. Sin darme cuenta, recibí un impacto por la espalda, caí al suelo y poco a poco mi vista se empezó a nublar. Fue en ese momento, en mis últimos instantes de conciencia cuando lo recordé: esto ya lo había vivido…

En memoria a Edmundo Alex Lemun Saavedra -7/10/2002 
Gabriel Ruete
IVºB, 2010 

domingo, 5 de agosto de 2012

‘’VALORES ETERNOS’’



Este año he tenido que leer obras que se escribieron hace miles de años, en la Antigüedad Clásica, que comprende desde el siglo VIII aC hasta el siglo V dC en Grecia y Roma, y me he preguntado por qué seguimos leyendo obras tan antiguas. Luego de una larga reflexión concluí que: ‘’las directrices del pensamiento clásico se encuentran presentes en toda la literatura antigua de Grecia y Roma como guías hacia los más altos valores de la época’’. Para argumentar mi postura utilizaré cuatro relevantes obras de la literatura clásica: La Ilíada y la Odisea de Homero, la Eneida de Virgilio y la Olla de Plauto. Las tres directrices son Actitud Racionalista, Valoración de lo Humano y Voluntad Idealizadora, sin embargo solo haré alusión a estas dos últimas.

Comenzaré analizando la Voluntad Idealizadora que es las directriz predominante en las obras de la Ilíada, la Odisea y la Eneida, entre cuyos motivos está la supremacía divina por sobre la humana, lo que se ve reflejado en el principio de estas epopeyas donde se invoca a las musas.

En la Ilíada, Aquiles tiene una ascendencia que remonta a los dioses y representa a un héroe y a un guerrero ideal. En ese entonces la guerra tenía mucha importancia y era bella, de hecho la palabra “bélico’’ viene de “bellum’’ que significa ‘’bello’’. Aquiles también era la imagen de un hombre apolíneo, vigoroso, dominante y seguro. Por ejemplo, cuando Apolo estaba tirando flechas a los aqueos, Aquiles fue quien convocó a la gente para resolver el problema: ‘’Durante nueve días volaron por el ejército las flechas del dios. En el décimo, Aquiles convocó al pueblo al ágora: se lo puso en el corazón Hera (…). Acudieron estos y, una vez reunidos, Aquiles el de los pies ligeros, se levanto y dijo: - ¡Atrida! Creo que tendremos que volver atrás, yendo otra vez errantes, si escapamos de la muerte, pues, si no, la guerra y la peste unidas acabarán con los aqueos. Mas, ea, consultemos a un adivino (…) -¡Oh Aquiles, caro a Zeus! (…) temo irritar a un varón que goza de gran poder entre los argivos todos y es obedecido por los aqueos. ’’ (La Ilíada, Canto I, Homero)

En la Odisea, Odiseo se muestra como un modelo en la sociedad, es un hombre inteligente, de buen habla, valiente, honorable y honesto. Por ejemplo, cuando Alcínoo quería que él le contara sus historias, le dijo lo siguiente: ‘’Oh, Odiseo, al verte no sospechamos que seas un impostor ni un embustero, como muchos otros que cría la obscura tierra, los cuales dispersos por doquier, forjan mentiras que nadie logra descubrir. Tú das belleza a las palabras, tienes excelente ingenio e hiciste la narración con tanta habilidad como un aedo.’’ Al igual que Odiseo, su esposa Penélope, también se muestra como un modelo a seguir, pues cuando su esposo se fue por largo tiempo, ella seguía siéndole fiel, a pesar de tener muchos pretendientes y de que Odiseo podía estar muerto.

En la Eneida, Eneas reúne las características principales de los personajes de Aquiles y Odiseo, porque él era un héroe valiente, fuerte e inteligente. En la siguiente cita se muestra un valor muy importante de la época, el morir con honores, valentía y gloria: “¡Dichosos mil veces los que tuvieron la fortuna de morir a la vista de sus padres bajo los muros de Troya! ¡Oh, hijo de Tideo, el más valiente de los dánaos! ¡Que yo no haya podido sucumbir en las llanuras de Ilión y expirar bajo los golpes de tu diestra, allí donde yace el bravo Héctor, muerto por el hierro del Eácida, donde yace el gigantesco Sarpedón, donde el Simois arrastra en su corriente tantos escudos, tantos yelmos, tantos cadáveres de hombres fuertes!’’ (La Eneida, Virgilio)

Continuaré con la Valoración del Humano, que es la directriz que predomina en la Olla, ya que el humano es el tema central; los dioses no determinan el destino de los humanos, por lo que no se muestra la supremacía de la voluntad divina por sobre la humana. Al principio de la obra el personaje principal, Euclión se muestra como un antihéroe, como es la mayoría de las personas en la realidad, es decir, se valora la realidad del ser humano, pero al mismo tiempo, se apunta a los más altos valores de la época, dado que al final de la obra, Euclión se da cuenta de sus errores y se vuelve generoso: ‘’Stróbilo: Espectadores: Euclión ha cambiado de condición. Repentinamente se ha hecho generoso: sedlo también vosotros con los actores.’’ (La Olla, escena IV, Plauto)

En síntesis, las directrices del pensamiento clásico se encuentran presentes en toda la literatura antigua de Grecia y Roma como guías hacia los más altos valores de la época. Las directrices de Voluntad Idealizadora y Valoración de lo Humano apuntan y exaltan los valores de generosidad, valentía, inteligencia, etc. Estos siempre tendrían que estar vigentes en nuestras actuales vidas, por eso que seguimos leyendo las obras de la Antigüedad Clásica.

Milena Rivillo, IºA 2012
EPA 2 Antigüedad Clásica
Literatura

martes, 28 de febrero de 2012

Siento, luego existo

“…No te rindas, aún estás a tiempo
De alcanzar y comenzar de nuevo,
Aceptar tus sombras,
Enterrar tus miedos,
Liberar el lastre,
Retomar el vuelo.
No te rindas que la vida es eso,
Continuar el viaje,
Perseguir tus sueños,
Destrabar el tiempo,
Correr los escombros,
Y destapar el cielo…”

(No te rindas, Mario Benedetti)

Prólogo
Siento, luego existo. Es así como inicia esta gran encrucijada; descubrir nuestros roles y valorar nuestra esencia femenina para luego valorar al otro. Un ensayo confesional escrito en primera persona e íntimamente unido a todo lo cósmico y antropomórfico y, asimismo, lleno de emoción y de una introspección a la vida que nos hace reflexionar sobre nuestra propia naturaleza como mujeres del mundo contemporáneo y de un país como Chile. Un ensayo relacionado directamente con mi propia perspectiva hacia la reconstrucción de géneros y hacia lo más intrínseco de cada ser humano; nuestros mayores miedos e inseguridades. Mi propósito es simple, demostrar la importancia del amor en la construcción de nuestras personalidades y recalcar que la imperfección es la verdadera belleza.  Asimismo, el lector podrá hacerse testigo de la  llegada de aquel personaje del ángel negro, quedando al descubierto que vencer la niebla y la oscuridad sí es posible, simplemente con la confianza hacia uno mismo.
...............................................................

 Siempre me ha gustado escribir de noche, cuando la luna renace y el sol se esconde bajo un inalcanzable atardecer rojo carmesí; cuando la calle se ilumina por luciérnagas nómadas y la soledad vaga por los desconocidos callejones de la ciudad, tocando las puertas de cada casa en busca de calor y de aquella quimérica compañía. El silencio abunda y los sueños invaden nuestras mentes; somos tan endebles ante la oscuridad de la noche, somos tan humanos ante las estrellas y ante el infinito cielo. Siempre me ha gustado escribir; sentir como las palabras fluyen y crean arte, como mis sentimientos se transforman en letras y en una pasión universal, en un deseo constante de transmitir quién fui, quien soy y quién deseo ser en un futuro a veces tan lejano, y otras veces tan intimidantemente cercano. Siempre he podido alejar mis miedos a través de la escritura, abandonar mis inseguridades, luchar contra mis angustias; renunciar a la incertidumbre. Nací mujer en un mundo patriarcal, en un mundo que pareciera ser tan superficial y hedonista, pero que esconde tantos recelo y desconfianza. Nací mujer en un mundo lleno de injusticias y desigualdades, pero que esconde tanta esperanza y empatía. Crecí riendo, llorando, aprendiendo y hoy, he llegado a un punto de mi vida en que- del mismo modo en que Terencio pronunció en una Roma ancestral- humano soy, nada de lo humano me es ajeno; mi mente se ha convertido en una fuente de reflexiones y en la fuerza propulsora de una mirada analítica hacia la vida y hacia la sociedad, y la noche ha contribuido a ello, especialmente esta noche y esta luna.
Siempre me ha gustado observar y lograr entender lo que somos o lo que pretendemos ser, siempre me ha gustado mirar a la gente mientras camina, sentir lo que piensan, percibir sus emociones y escuchar lo que opinan. Siempre me ha gustado entender nuestro ayer para comprender la razón de nuestro ser contemporáneo. Nuestra historia, desde la perspectiva del género, ha sido una constante lucha contra la resignación y la sumisión y hemos de valorar a aquellos espíritus valerosos que determinaron nuestro hoy. Por eso, ante esta noche y ante estas estrellas se bosqueja en mi mente la siguiente pregunta: ¿Cómo valorar al mundo, si no soy capaz de valorar mi propia esencia femenina? [1]La vida se basa en eso; luchar contra la individualidad y la falta de humanidad, comprendernos a nosotros mismos para luego comprender al otro, pero, ante todo, saber apreciarnos como individuos imperfectos y mortales. Somos tan maravillosamente humanos, tan ilógicamente complejos, entes espirituales e irrevocablemente sensibles por naturaleza. El hombre, como Unamuno afirma, no es un animal racional, sino que un ser afectivo y sentimental y nosotros, los Daseins, nos encontramos en una constante lucha por realizarnos; en cada momento de nuestras vidas tenemos un propósito, y a él conspira la sinergia de nuestras acciones. El vivir es la gran misión humana; luchar contra la llegada del ángel de la muerte y nunca perder nuestra auténtica condición. Al querer ser otro, queremos dejar de ser lo que realmente somos; al querer ser otro, el hombre se convierte en un auténtico enajenado, víctima de una ilusión efímera y la vida se torna más dolorosa que la postrera sombra. La inseguridad nos hace esclavizarnos como locomotoras, nos convierte en monstruos que, en cuanto cae la noche, lloran irremediablemente y cuyo único consuelo es aullar. Nos convierte en extranjeros de nuestros corazones y hablamos simplemente para no callar, destruyendo nuestra esencia y desechando la alegría del simple hecho de vivir.
Nuestra única salvación es el amor; sin amor no hay convivencia ni armonía social, ya que  este sentimiento es la condición fundamental de nuestra existencia. Es el amor lo que nos convierte en seres humanos capaces de convivir dentro de una sociedad determinada. Es el remedio más importante dentro de una humanidad en donde la deshonestidad, la mentira y la desconfianza invaden las conciencias de aquellos pobres entes que viven en una edad materialista y superficial, en una edad patriarcal, en la que- como afirma Humberto Maturana- la sexualidad se ha convertido en violencia, debido a una falta de ternura. Nuestro pasado como sociedad estuvo determinado por la edad matrística, en donde existía un equilibro y coherencia en la especie, ninguno estaba situado sobre el otro, promoviendo el respeto y la dignidad de ambos géneros ¿Ubi sunt? Asimismo, nuestra utopía de futuro está representada a través de la edad neomatrística, la cual lograría acabar con la edad patriarcal, a través de la reflexión como instrumento liberador y la honestidad volvería a convertirse en la vía para lograr la biología del amor. Ésta es una batalla que debemos emprender, debemos luchar por nuestros sueños y metas; debemos luchar por el amor, por la ternura y la pasión. La mujer, vencedora constante de las limitaciones sociales, debe proclamar su fuerza de género, ya que si las mujeres aspiramos a comportarnos como hombres, habremos perdido todas nuestras ambiciones y nuestra esencia se irá perdiendo lentamente dentro de la violencia espiritual de la que seremos víctimas. Lo más importante es valorarnos como mujeres, como mujeres de gran alma; que piensan con el corazón, actúan por la emoción y vencen por el amor. [2]Luchar contra los erróneos patrones de perfección que la sociedad consumista ha impuesto y simplemente reír; reír de lo maravillosamente imperfectas que somos, porque los ojos de las mujeres están cansados de ser llanto.
Todos vivimos bajo el mismo cielo y no podemos vivir devorándonos unos a otros, porque el tiempo se escapa, Cronos nos devora minuto a minuto y la vida es muy corta para no disfrutar de nuestras virtudes y defectos.
Siempre me ha gustado escribir de noche y hoy, especialmente bajo estas estrellas, siento que al fin he sido capaz de enfrentar mi mayor miedo; mi gran pánico de hablar en público. Confieso que mucho tiempo he vivido con esta horrible sensación de temor, de vergüenza. Muchas veces he llorado en la soledad de la noche, en la tristeza del invierno. Confieso que muchas veces he deseado ser otra persona y olvidar mi verdadero yo. Pero el amor y la esperanza me han ayudado a sobrellevar este tormento de inseguridades y a lograr entender que nadie es perfecto y que es esa misma imperfección lo que nos hace bellos y únicos. Nací mujer y tartamuda, mas soy feliz, extremadamente feliz. Muchas veces odié al mundo y a mí misma, pero qué equivocada estaba, qué ciega era, qué ingrata fui; qué egoísta. Este trastorno cambió radicalmente mi perspectiva de mundo, y me hizo darme cuenta de que nuestra esencia es el mayor regalo que la vida nos pudo dar, que es algo completamente nuestro; nuestro mayor tesoro, nuestra verdadera riqueza. Nuestro ser es lo más importante y –como alguna vez Sigmund Freud señaló- nuestros complejos son la fuente de nuestra debilidad; pero con frecuencia, son también la fuente de nuestra fuerza.
Siempre me ha gustado escribir de noche y especialmente este crepúsculo ha sembrado en mí una nueva sensibilidad, un deseo fugaz de vivir. 
- ¿Por qué lloras?- me pregunta un ángel negro desde la oscuridad de la noche.
- No estoy llorando, simplemente se me metió tu recuerdo al ojo. 
- ¿Tienes miedo nuevamente?
- No, ya no te tengo miedo. No más, nunca más.
- ¿Supiste que Armando murió?
- Sí, sí supe. Lo mataste. 
- Su Otro Yo no lo dejaba vivir; en este mundo no sirven esas almas sensibles y melancólicas. 
- Qué mentira más grande dices. 
- Mentira es creer que el ser humano es capaz de encontrar el equilibrio perfecto entre el cuerpo, el alma y su trascendencia. 
- Mentira es creer en ti, ángel despiadado.
- Mentira es pretender que son únicos; todos los hombres son un desperdicio, monstruos insaciables llenos de rencor. 
-Mentira es no creer en nosotros. Tanto tiempo te tuve temor, tanto tiempo viví asustada de ti. Y ahora me siento tan libre. Aléjate, vete lejos, desaparece. No vas a ser tú quien me haga infeliz y no vas a ser tú, ni nadie, quien me haga desvalorar mi naturaleza femenina, porque ¿Sabes qué? Nací mujer, nací imperfecta, nací en un mundo en el que la mujer es una invicta persistente de las restricciones patriarcales y nací para luchar por ello.

Fue así como, finalmente, aquel ángel negro, aquel espíritu insensible y despiadado desapareció entre la oscuridad de la sombra, desvaneciéndose junto al miedo y en mi ventana resplandecieron los primeros rayos de luz del amanecer eterno.


[1] Acotación: Se recomienda escuchar la canción “Como la Cigarra” de Mercedes Sosa
[2] Acotación: Se recomienda escuchar la canción “Ella” de Bebe

Stephanie Vaccarezza
IV° Medio B
2011

jueves, 6 de enero de 2011

Un Desinterés Interesante

“El compromiso hace un buen paraguas, pero un mal techo. Es una solución temporal, adecuada a menudo en la política de partido, pero casi de seguro inadecuada en la política de Estado.”
James Russell Lowell (Diplomático Estadounidense del siglo XIX)

A través de estos últimos cuatro años de Enseñanza Media me he hecho en muchas ocasiones la misma pregunta, si es que el Pograma de Humanidades es realmente útil. Para serles franco, nunca lo fue para mí; los ensayos de los años anteriores, desde mi perspectiva, no eran más que un conjunto de cinco notas y cinco asignaturas en un solo trabajo, él que representaba gran parte del promedio final de dichas asignaturas. Al poner en duda su utilidad, no hago referencia a la opinión generalizada de mis compañeros, sino que lo vinculo a mi visión totalmente personal. Desde Primero Medio supe que mi futuro universitario no iba a estar ligado a las Humanidades, lo que generó probablemente en mí esta opinión frente al Programa. Para ser sincero, no me avergüenza en absoluto relatar los pensamientos que tuve durante los últimos siete semestres, ya que constantemente me auto-defino como un “rebelde con causa”. Pero lo que sí me entristece es haberme dado cuenta tan tarde de su utilidad. Por otro lado creo, y quiero creer, que tareas como la redacción de este ensayo son las verdaderas instancias para darnos cuenta de esto. Y felizmente, puedo decir que lo he hecho.

Por otro lado también siempre pensé que la pregunta “¿Cómo comprender el mundo contemporáneo si no conocemos nuestros orígenes?” era, una vez más, una frase cliché pensada para generar una suerte de interés dentro de los alumnos e incentivarnos al trabajo. Sin embargo, hoy puedo orgullosamente dar fe de la veracidad de esta frase. Digo esto no solo para validar mi nueva postura frente al Pograma de Humanidades, sino porque creo que en ella está la principal razón del reciente despertar de mi interés sobre el tema que desarrollaré. Años atrás nunca hubiese pensado que escribir sobre temas como la educación, la vida, la religión o el ambiente en que se desarrollan las personas, me pudiese motivar. Pero hoy, sentado aquí frente a mi computador, listo para plantear una interrogante sobre la política actual, inesperadamente me anima y me entretiene más que nunca. Claramente esto no me ocurre porque mi futuro próximo universitario esté ligado a la política, sino porque he entendido, a través del estudios de nuestros orígenes, que hay algunos temas del que todos tenemos la “sana” obligación de opinar y entender, ya que nos envuelven y nos afectan directamente en nuestro desarrollo como personas, los mismos jóvenes que hemos de continuar con el futuro de nuestro país.

¿Es la política la culpable de que haya un gran desinterés político dentro de los jóvenes del siglo XXI?

Esta fue la mayor interrogante que se me vino a la cabeza al saber que debía hablar, reflexionar y opinar sobre algún tema relevante vinculado a la política, a mi relación con ella y al futuro de nuestro país cívicamente hablando. La política fue siempre para mí un tema ajeno, lo que atribuyo posiblemente a que soy un ciudadano cívicamente inactivo, debido a mi condición actual de menor de edad. Pero hoy, a una semana de entrar en este nuevo capítulo de la vida, denominado adultez, me empiezo a impregnar de todas estas interrogantes que hemos escuchado por parte de los jóvenes respecto a la política.

Al decir que la política era un tema casi ajeno para mí, no me refería a que no tuviese una postura política claramente definida, sino que a que los hechos que ocurriesen con ella dentro de nuestro país, no eran verdaderamente relevante para mí. Sin embargo, en el presente me ocurre totalmente lo contrario; tengo ganas de ver, de aprender, de discutir, de leer, de informarme, de intercambiar ideas, e incluso de escribir expresando lo que yo pienso sobre la política chilena. Es por esto que no me siento personalmente identificado con la interrogante anteriormente señalada, pero lamentablemente no ocurre esto con la totalidad de los jóvenes. Me atrevería a decir que más de la mitad de ellos sufren un desapego parcial o derechamente total con la política. Es precisamente esta alarmante cantidad, la que me lleva a analizar este tema de una manera más profunda y seria.

A estas alturas ya es común para nosotros escuchar a jóvenes decir cosas despectivas sobre la política: “La política no sirve para nada”, “Para qué inscribirnos, si los políticos son todos igual de malos”, “La política es la vía al progreso como lo es al deceso”, “En política siempre hay que elegir entre dos males” etc. El primer problema, está en que la sociedad piense que dichas frases sean comunes o normales, sin detenerse a pensar el porqué de estas expresiones. Personalmente encuentro inaceptable que los jóvenes a los que llamamos el “Futuro de Chile” piensen de esta forma. Muchos de ellos quizás tienen argumentos concretos y válidos por su desapego político, sin embargo, un gran número simplemente carece de alguno.

Que nos mientan es una de las cosas más desagradables que nos puede ocurrir, pero paradójicamente una de las que el Ser Humano más hace. Y lamentablemente los políticos, como seres humanos al igual que ustedes y yo, suelen faltar a la verdad prometiendo y no cumpliendo. Es por esto que los resultados de los cambios políticos son rara vez aquello que sus amigos esperan o que sus enemigos temen. Es en este punto donde me detengo para decir que entiendo y justifico a los jóvenes que descalifican la política, ya que si la persona sobre la cual depositamos nuestra confianza falta a la verdad, es totalmente decepcionante. La decepción es tan grande y tan comprensible, que hace que los jóvenes que aluden a este argumento para evadir la política, sean comprendidos por mí. Es por ello que estoy convencido de que el desinterés político de los jóvenes no es con la política, sino que con los que la ejercen: los políticos. Es a ellos a los que debemos criticar y reprochar para lograr que se sensibilicen, cambiando su forma de actuar y de razonar para hacer de esta actividad una más sana y limpia. En reiteradas oportunidades se me ha venido a la mente la idea de decirles, cara a cara o a través de una carta, lo que opino con respecto a este tema, y aunque sea difícil, algún día lo haré.

Por otro lado, hay otro grupo de jóvenes políticamente desinteresados, los que para serles sincero, me causan una suerte de saña. Este no menor número de jóvenes, critica a la política con argumentos débiles, superficiales, o derechamente inexistentes. De ellos muchas veces escucho frases dichas por Marx o por otros grandes pensadores como: “La política es el arte de obtener el dinero de los ricos y el voto de los pobres con el pretexto de proteger a los unos de los otros.”, “La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados” etc. ¡Ni para crear sus propias frases les alcanza! Al escuchar a estos jóvenes en lo primero que pienso es el anarquismo, sin embargo, creo que su problema no radica allí, sino que en algo mucho más simple: la flojera. Este mal parece estar desarrollado fuertemente en estas personas, ya que paradójicamente, al igual que los políticos, mienten para eludir sus responsabilidades. Realizando una analogía, yo en mis primeros semestres de Programa de Humanidades, dudaba de la utilidad de estos trabajos, posiblemente con el fin de auto-convencerme de que no era necesario esforzarme; los jóvenes que por flojera sufren un desinterés político les ocurre algo similar, ya que critican sin realmente saber, con el fin de no tener que comprometerse con algo verdaderamente importante.

Otra causa del desinterés político, mostrado por los jóvenes del siglo XXI, se la atribuyo a la ignorancia que los adolescentes poseen. A veces siento que los jóvenes creen que la política es como las matemáticas, donde todo lo que no está totalmente correcto, está mal. He allí otra posible causa de su desencanto, porque es prácticamente imposible hacer siempre todo bien, sin cometer algún error. Al decir esto, no quiero que me interpreten como una persona conformista, sino que como una objetiva y realista, que es capaz de darse cuenta que nadie es perfecto y que todo tiene un margen de error. Muchas veces hay decisiones buenas y malas, pero no una perfecta; el político debe darse cuenta de cuál es la más conveniente para la sociedad y para el país. Gran cantidad de excelentes decisiones llevan consigo una pequeña parte negativa, la que lamentablemente suele ser sacada de contexto, provocando el desapego político de los jóvenes. Sus incipientes mentes, llenas de ideas y de opiniones, son muy fáciles de amoldar, por lo que por lo general, cualquier cosa negativa que se diga, se les grabará y por sobre todo pensarán en alegar antes que en solucionar.

Tratar con jóvenes definitivamente no debe ser algo fácil. Su impulsividad, o su complejo de “sabelotodo”, pueden llegar a complicar a cualquiera. Sin embargo, si hay alguien o algo que sí debe hacerse cargo de ellos, es la política. Debe lograr captar su interés en vez que su desprecio, debe generar opiniones en vez que repulsión, debe despertar un espíritu crítico en vez que uno conformista y, por sobre todo, debe lograr su participación en lugar de su desapego. Para lograr la participación política deseada, todos debemos poner de nuestro lado; los jóvenes tenemos que asumir nuestro rol de ciudadano y abrir las puertas a esta actividad que nos rodea diariamente, y los políticos por otro lado, tiene que realizar mejor su labor, para que esta disciplina se transforme en una mucho más sana, limpia y agradable.

Sinceramente no podría terminar este ensayo, sin expresar algo que desde el primer minuto que me senté en el computador, me dio ganas de hacer. Anteriormente señalé que anhelo y que me gustaría encarar a un político para decirle todo lo que siento sobre lo que hacen y lo que no hacen, ya que creo que en ellos está la principal razón del desinterés que sufren los jóvenes de hoy. Me gustaría aconsejarlo desde la perspectiva de un adolescente, para que cambie su manera de ser o, simplemente, para que evite ser como otros han sido. Después de haber compartido con ustedes gran cantidad de mis ideas respecto a este tema, creo que merecen leer lo que le escribiría a una figura política actual, si es que tuviese la oportunidad de hacerlo.


Señor Presidente de la República,

Me dirijo a Ud., con la finalidad de aconsejarlo, desde la perspectiva de un adolescente, para que la labor de su mandato se haga, de alguna forma, más llevadera.

Primero que todo, debo confesarle que soy un fiel admirador de lo que usted ha logrado y ha hecho en su vida. A Ud. lo considero un emprendedor, digno de imitar en la mayoría de los aspectos. Es principalmente por esto que he decidido escribirle esta carta, ya que creo que puede ejercer su labor de una maneara ejemplar.

Mi principal consejo es que vaya siempre con la verdad, que admita sus errores y que le baje el perfil a sus aciertos, ya que siempre he creído que una persona correcta es una persona humilde y sincera. También le aconsejaría que cumpla sus promesas de campaña para que no se transforme en uno de esos políticos odiosos, los que hacen que esta actividad sea vista, por el común de las personas, como una actividad “insana”.

Finalmente le recomendaría, para que no me defraude a mí y a todos sus adherentes, que se preocupe más por su país y los problemas de éste, que por sus relaciones en el exterior. Creo que en estos tiempos post terremoto el énfasis de su trabajo debe estar situado en las ciudades y familias afectadas y en Europa, haciéndonos “marketing” a través de un papel que dice “Estamos bien en el refugio los 33".

Su credibilidad puede transformarse en su mayor debilidad, si es que falta la verdad, para complacer a la audaz sociedad.

Saludo al Sr. Presidente con la consideración más distinguida,

Juan Carlos Troncoso Storm
(“Rebelde con Causa”)
Noviembre de 2010

martes, 22 de diciembre de 2009

Solamente por Pensar

“Y en ese instante sé lo que soy porque estoy exactamente sabiendo lo que no soy.”
Julio Cortázar, Rayuela

Ya van tres, quizás dos, o diez, seguramente más años que los que mi mente puede contar y recordar. De lo que sí estoy seguro, es del por qué de mi estadía aquí; las cuatro paredes, este frío suelo acogedor. Por las noches, especialmente esas en las que me es imposible conciliar el sueño, prefiero entrecerrar los ojos en vez de cerrarlos por completo, porque sólo en ese instante de difusa oscuridad, pareciera que los barrotes lejos se han ido, y lejos mi alma, y lejos mi vida, pero yo aún inmerso en la difusa oscuridad. La experiencia me ayuda a pensar. Y así junto a mis cuatro paredes y este cada vez más acogedor suelo frío, recuerdo mis despreocupados días de imberbe en la desdeñosa (para algunos como yo) y magnánima Italia.

Me encontraba viviendo (más bien sobreviviendo) solo y a mi suerte en Génova. Aún continúo digiriendo el cómo llegué allí, sería más fácil explicar con certeza el origen de algún universo que mi aparición por dicha urbe de contrastes. Arrastrándome por las estrechas calles me alimentaba de suspiros y limosnas, mí día a día no presentaba mayores complicaciones y la monotonía se apegaba a mi cuello ahorcándome sutilmente, en caso de notar algún soplo de estupidez. No importaba si era Domingo o Lunes, Dienstag oder Freitag, los días continuarían siendo similares, mi mente continuaría siendo similar. Caía el ventoso invierno genovés bajo la inmensidad de la metrópoli y mi ánima aún no encontraba el rumbo extáticamente anhelado. Un día no menos importante que los anteriores, ya caída la noche, recosté mi cabeza sobre una banca que segundos más tarde sería acompañada por el resto de mi cuerpo, me disponía a soñar. Divisé los calurosos días de verano jamás vividos, la suave arena disminuida a jirones por niños construyendo fortalezas de arena, dulce melodía bruscamente interrumpida por el vacío palpando mis manos, hasta hoy era alguien solitario. Precisamente en ese instante fue cuando y donde tropecé con Carlo Giuliani, que para su joven edad, mostraba mayor seguridad ideológica que la presentada por muchos otros irrelevantes de nombre. Acto seguido al momento de despertarme, ha preguntado por mi nombre y vivienda y yo, un poco avergonzado sin saber qué responder, declaré la ausencia de domicilio e identidad. Emanaba bondadosas intenciones, o al menos eso aparentaba. Rodeándome la oscuridad, acepté su invitación y lo seguí sin palabra alguna hasta que arribamos a su hogar. Me creía a salvo sintiéndome inmerso en este lúgubre ambiente, tirano de sueños y pesadillas, posiblemente porque desde mi niñez que no dormía bajo techo; en fin, allí me encontraba y planeaba al menos abrigarme hasta la mañana siguiente. Despierto y una vez frente al desayuno, mi laconismo quedó opacado por sus innumerables preguntas que pretendían poner a prueba mi débil conocimiento, (sobre el cual no presento orgullo alguno, claro) y basándose en mis respuestas, concluyó que pertenecíamos al mismo tipo de personas, esas que a menudo intentan sobrepasar los límites impuestos por mayorías, algunos los llaman anarquistas, pero nosotros preferíamos el término de individuo. Frecuentábamos el parque llamado Villetta Di Negro, próximo al corazón de Genova, donde reuníamos nuestras utópicas ideas dentro de pequeñas bolsitas, que paulatinamente íbamos vaciando y compartiendo con los demás individuos, simpatizantes de nuestro júbilo. Dos años transcurridos, y yo aún allí, por primera vez, aún allí. Finalmente notaba mi existencia, había encontrado mi espacio dentro del espacio mismo, dueño de una cosmovisión propia que no pretendía ser de interés global, mis imágenes, mis vivencias, mis oportunidades. No era uno de los que excusaba a Hitler; mi repudio ascendía a insultarlo en tres idiomas distintos y unos cuantos más aún no inventados, mi tolerancia frente a un estado filibustero de sueños era nula. Para los que piensan que recurrir siempre al mismo ejemplo Hitleriano va demacrando la intelectualidad del individuo pensante, les presento a Stalin, Mobutu, Trujillo, Pol Pot, entre otros. Puede ser que ellos, al igual que muñecas, se vendan por separado, pero una vez juntas, representen un belleza de carácter tan destructivo que por preferencia no imaginaré. Cuando el ser humano se encuentra imposibilitado de elevar su ingenio y ampliar sus perspectivas, tácitamente fijo miradas hacia el Estado, por a menudo ser él la causa de las injusticias y represiones generadas por el arcaico moldeo mental. Para ese entonces, mi incertidumbre existencial había sucumbido frente a ese fluir concreto, poseía un rostro, una conciencia, una razón, un todo. Bailaba entre sueños y soñaba entre bailes, alimentándome a pequeños bocados, no deseaba atragantarme ni tampoco sentir ausencia, sino asegurar que mi boca jamás perdería un sabor, una instancia, nutriéndose de sabiduría infinita.

Ya conocedores de diversas culturas y doctrinas, comenzamos a adentrarnos minuciosamente en la totalidad del globo. Emprendimos la búsqueda de nuestra propia satisfacción que prontamente hallamos en el movimiento antiglobalización (en realidad fue idea de él, pero lo relevante no es ni el movimiento ni su decisión, sino el peso que trajo consigo). Es así como comenzamos, dos jóvenes activistas, a hacernos notar, formar parte de protestas (algunas mejor fundamentadas que otras), buscando que nuestra voz también fuera escuchada; de una u otra forma, nos hacía sentir más vivos. Irónico, nos hacía sentir más vivos, nos hacía sentir más vivos, más y más vivos, más vivos…*

Veinte de julio del año dos mil uno, fecha que desayuné, almorcé y cené durante incontables vidas; suficientes para no olvidarla jamás. Desde nuestra rústica vivienda alistándonos para salir; los pantalones sabían más fríos que de costumbre y debía observarme cada cierto tiempo el pecho, para asegurarme de que algo me lo cubría, la crudeza del ambiente evocaba mis solitarios momentos amorosos, extraño. Al ver a Carlo que con euforia abría la puerta, no le di más vueltas al asunto y agitados por la emoción, echamos a correr en nombre de la libertad. Impávidos frente a un mar de ideas, alzábamos nuestros brazos al son de la multitud que ensanchaba su magnitud con nuestra llegada. Entre tal amalgama de vociferaciones y el unísono producto de nuestras pisadas, girábamos entrando a la nociva Via Caffa construida contiguamente a la Piazza Alimonda, nuestro destino. Finalmente estábamos allí, un ahogado canto de sirenas introduciéndose en nuestros sentidos condimentaba el cólera venidero, salpicándonos de pequeñas manchitas rojas en la plenitud de nuestros atuendos. Era la señal de los carabinieri. Ahora, presentes los últimos invitados, dimos comienzo a la esperada discusión intercambiando cortés y educadamente centenares de ideas, acompañadas de sus respectivos argumentos. Me asombraba la medievalidad de los pequeños soldados portadores de cascos y escudos, alzando sus innovadoras hondas fundamentadas por la autoprotección y la autoridad. Nosotros no le ofrecíamos importancia, ya que sabíamos que ninguno sobrepasaba al Quijote en locura, para llegar a gatillar alguna de ellas. Nos podéis encarcelar, Nos podéis torturar, Nos podéis asesinar, Pero nunca podréis callar la voz; coreábamos en un tono más altivo que agudo, provocando estrépito a lo largo de la bota y ciertos efectos secundarios como pavor en nuestros opositores. Entre tanto absurdo, vi a Carlo correr en dirección errada sosteniendo un algodón de azúcar entre los dedos, muy pegote, no se lo podría sacar jamás. Silencio. Después de un tercer y último silencio, marcha atrás y un crujir. La impertérrita muchedumbre se desvaneció; todos observaban atónitos el automóvil y lo que bajo él yacía. Carlo se encontraba nadando en aguas rojizas y su cuerpo aún bajo el caucho, ni se inmutaba del nuevo orificio a la altura de la sien. Mientras la estampida se empezaba a formar, escapé. No me atreví a presenciar un futuro desenlace, no después de esto. Entre lágrimas me aferraba a mi razón, pero era inútil. Mi vida se volvía a enlutar de una antigua soledad.

Una vez aislado y dentro de mi hogar, impulsado por la inercia comencé a reunir y empacar mis cosas, mi cuerpo hablaba por sí sólo, y mi mente…

Su muerte no representó solamente una pérdida sino también un origen, el origen del odio. Ciegamente creía en la extinción de la tiranía. Las marionetas continúan siendo fieles y mientras su existencia persevere, también sus amos. ¿Por qué no pueden comportarse auténticamente y forjar una propia opinión? Una autenticidad que los respalde y represente en cuerpo y alma, un tipo de transparencia absoluta. Los odio por no ser capaces de romper la burbuja, por sucumbir frente a sus miedos, por llorar con desgana. Llámenme misántropo; lo estoy pidiendo a gritos. ¡No! Algo anda mal, no todos deben ser así. La bondad, la tolerancia, ¿Son sólo fábulas? Silencio, sólo pido silencio. Tal vez sólo fue un error, sí un error, persona equivocada en el momento equivocado. Debo evitar este círculo, viajar a uno dónde yo aún no exista, dónde todos sean distintos, capaces de escuchar…

Al término de la oración pisaba tierra chilena, posiblemente un suelo totalmente distinto al conocido (al menos eso esperaba). Mientras presenciaba la lluvia de colores que descendía por los cerros, decidí ir a conocer el puerto, las playas, los parques, cualquier cosa que requiriera la más mínima gota de razón. Necesitaba descansar durante al menos un año. Por primera vez anteponía la ignorancia, e inocentemente me largaba a reír como niño una vez más. Mi lugar favorito se convirtió en un gigantesco reloj de flores; brillante muestra de la belleza que se alcanza con el tiempo. Como pasatiempo observaba incesantemente mis alrededores, a los humildes residentes, el despreocupado ambiente y sólo a veces, prefería transformar al observador en un oyente. ¡Si sólo me hubiese limitado al trabajo de espectador! Días más tarde finalmente había caído la noche (me extrañaba que no hubiese sucedido antes) y emprendí rumbo a mi hogar; diez cuadras restantes, pasos, cinco cuadras restantes, paso, tres cuadras restantes, silencio, aún faltaban diez cuadras. Mientras pensaba en que había sucedido, un susurro se escucha a lo lejos: “Abre los ojos, hay más pensantes como él, siempre los habrá”. Cada paso siguiente se sentía más vacío y helado que el anterior, ya no podía continuar así. Erré al permitir aflorar la idealización. Hubo un segundo donde mi pena fue sutil pero ahora percibo que de tanto esconderla, es honda. Conocía las atrocidades que habían sido cometidas, violación de derechos humanos, matanzas, extorsión de sueños y almas perdidas, injusticia frente a individuos pensantes, aquí, en Italia, Carlo hay en todas partes…

Los odio por no ser capaces de romper la burbuja, por sucumbir frente a sus miedos, por llorar con desgana. Agradezco que fundamentos me sobren. Llámenme misántropo; lo estoy pidiendo a gritos. ¿Por qué en climas tan distintos, los insectos siguen un mismo patrón? Gobernados por sólo un opresor, una gran masa se cohíbe. ¿Será esto matemáticamente posible? Molesto por la ausencia de valor simbolizado en los héroes y la existencia de entes que se aterrorizan con la muerte de sus modelos a seguir. La escoria mal pensante que convierte las virtudes de sus ídolos, en un solitario: “No deseo mi muerte, me adecuaré al pensamiento mayoritario”. ¿Clásicas Antigüedades donde se han metido? Todo apunta a una corrupta sociedad, un túnel más oscuro que el acostumbrado. Desde esta celda, al menos una vez por semana, se escucha un grito silencioso a través de un altavoz inexistente, maldiciendo los actuales medios de comunicación y lo que han hecho con nuestra sociedad. Es impresionante como día a día millones de “supuestos individuos”, se contagian fácilmente por la modernizada caja llamada televisión. El mundo se aprovecha de las mentes recién horneadas, e intenta incorporarlas a su ganado lo más rápido posible; empezando una especie de carrera armamentista, pero apuntando a la razón. Me produce asco ver a la juventud con la última moda, cortes de pelo, zapatillas de marca, intentando lucir como su cantante favorito; ejército de zombies que discriminan sin pudor a quiénes no son como ellos. Cada vez más y más casos. Injusto homicidio cometido a malaventurados pensantes, racismo, intolerancia, todo producto de la propia inseguridad del ser humano. Por favor, déjenme salir, déjenme pensar, quiero llegar más allá, ¡No soy un animal en cautiverio! ¿De qué sirve habitar en un cuarto de infinitas puertas, si sólo existe una a la que no han puesto llave?

¡Detesto a la humanidad de hoy en día! Y lo que más me irrita y perturba de todo esto, es que a pesar de esta continua repulsión, profundo odio e incondicional desamor, es que sin esta demacrada sociedad, me es imposible existir... ¿No puede resultar esto más paradójico? Del mismo modo que una pesadilla día y noche me atormenta, lo hace el tener este conocimiento. Sin ellos me es imposible notar quién soy, mi autenticidad; ellos el espejo y yo el vano reflejo. ¿De qué ha servido todo esto? Si finalmente gracias a ellos estoy existiendo. Los constantes roces, conversaciones, amistades, amores; todo aquello me hace sentir más vivo y saber que no soy como ellos. Siento la desesperación fluir por mis venas y temo que no parará jamás. ¿Habré sido tácitamente uno más? Esto va más allá de mi razón. ¡Explíquenme por favor! Calma, no hay porque apresurarse. Quiero seguir viviendo, al menos unos años más. Pero, de todas formas, necesito una respuesta…
Maximiano Silva A.
IV° Medio C, 2009



Quisiera explicar algunos temas puntuales que posiblemente pueden haber sido malentendidos. Primero, deseo aclarar que la utilización de términos italianos a lo largo del ensayo, son únicamente un recurso literario para ambientar al lector acorde al espacio de donde es llevada a cabo la narración. Segundo, al mencionar todo lo relacionado con la misantropía busco aludir a una mezcla entre mi pensar y el del personaje, intentando más que nada enfatizar la paradoja (explicada también en el epígrafe) que dicta que, a pesar del repudio que le podamos tener a la sociedad la necesitamos incondicionalmente. Tercero, en caso de no haber sido conciso, las últimas líneas hablan sobre que aún no me siento preparado para entregar una respuesta, ya que imagino que espontáneamente aflorará a través del tiempo y la experiencia; no hay razón para apresurarse.

sábado, 5 de diciembre de 2009

He estado pensando hoy…

"Denme la libertad para saber, pensar, creer y actuar libremente de acuerdo con la conciencia, sobre todas las demás libertades." (Rosa Díez)



Querida Martina:

Espero que aun después de tantos años me recuerdes. Sé que hace mucho que no escribo, ni sabes de mí, es por esto que he querido actualizarte en el pasado. No sé si creo que hayas podido encontrar una solución, pero definitivamente lo deseo, ya que yo sigo varada en el mismo sitio desde entonces. Sé que no suena muy halagador para mí, pero es verdad.

¿Recuerdas aquellos tiempos en los que investigábamos e intercambiábamos nuestros pensamientos? Todas las dudas y certezas que se creaban o desaparecían… yo recuerdo como si fuese ayer cuando nos estábamos conociendo, determinando nuestras creencias y opiniones, decidiendo quién ser como persona, observando al resto y evaluando ventajas y desventajas de ser como somos. No fue fácil. Aprender de nuestros errores y de los de los demás. Conocerse conociendo a otros, descubrir nuestros pensamientos a partir de las conversaciones con los demás, y de sus propias opiniones. ¿Qué es lo mejor para nosotras? ¿Seguir un orden o ser libres? Y ¿hasta qué punto? No queríamos parecer unas viejas anticuadas del año de la cocoa, pero tampoco ser unas minas cualquiera, que hacen lo que se les da la gana, porque se creen geniales; y al primer problema se derrumban o lo ignoran, ya que no saben qué hacer para solucionarlo. ¿Cómo encontrar el equilibrio entre la libertad y el orden?

El crecer no fue siempre entretenido, mientras mayor libertad nos daban, mayores eran las responsabilidades que debíamos afrontar. Es una variable proporcional. Convertirse en adulto implicaba dejar de ser niño, o por lo menos aprender a ser responsables de nuestros actos. Viéndolo así, no daban ganas de crecer siempre o ser grandes para todo, sólo para lo que nos convenía. Recuerdo perfectamente cuando discutía con mi mamá, porque me tocaba cocinar, lavar la ropa o hacer mi cama, y yo no quería, y ahí salía ella con el pero tú me dijiste que te quieres vivir sola cuando grande, entonces tienes que aprender a hacer las cosas de la casa ahora, porque yo no voy a hacer las cosas por ti siempre. La excusa perfecta. Y lo peor de todo es que yo sabía que tenía razón. Era tan frustrante. A mayor libertad, se necesita un mayor orden, es por esto que he descubierto que el equilibrio entre el orden y la libertad es la responsabilidad.

“Bendito sea el caos, porque es síntoma de libertad” (Ronald Reagan)

Mas es importante en todo tiempo y en todo lugar definir un poco las ideas, así después no incurrimos en problemas por mal interpretaciones. A ti Martina, que te gustaban tanto las ciencias, y espero que así siga siendo, la definición de equilibrio es la de fuerzas que se anulan entre sí y de esta manera forman un sistema estable, esto es, sin variaciones. Sin embargo, el anular cosas entre sí no resulta muy práctico en la vida humana. Nosotros más bien requerimos un equilibrio dinámico, que permite estabilidad, pero, al mismo tiempo, movilidad. Es como un auto o una bicicleta que no se vuelcan, permiten el traslado de manera segura y organizada. Así que, de lo que trata el equilibrio es de orden. Un control que permite guiar hacia un destino dado. Pero si es así, ¿significa que el orden y el control son la receta para la armonía y la felicidad humanas? Aquí es donde debemos recordar que el equilibrio dinámico se rige no por un poder centralizado, sino por el despliegue de fuerzas contrarestadas distribuidas horizontalmente sobre la sociedad. Por sí sólo, el énfasis excesivo en un único dictamen, desequilibra el deseo de orden colectivo con el deseo de la libertad individual.

"La libertad no es hacer lo que quiero, sino es poder decidir y hacer lo que es correcto." (George Washington)

En un estado o sociedad, el hombre no puede ser completamente libre, porque tiene que considerar a los demás. Tiene que someterse a ciertas normas externas. No podemos decir: "soy libre, voy a conducir mi auto por la pista contraria". Tenemos que actuar de acuerdo con una norma que exige conformidad general. Hay un armazón de orden en el propio individuo, dentro del cual hay caos y libertad. Nuestra libertad interior es la que nos permite comprender que debemos respetar y ser responsables, para poder ser felices y sentirnos plenos, lo que se expresa en nuestros pensamientos y sentimientos con respecto a las cosas y los demás. Esto lo podemos apreciar en la manera que tiene cada uno de enfrentarse a los problemas. Hay gente que se queda estancada, sin saber qué hacer y se echa a morir, otra lo ignora, lo cubre y procura olvidar, y algunos lo observan desde distintos puntos de vista, tratando de aprender lo más que se pueda de la situación. Esto depende tanto de la persona como de la cultura o ambiente en el que haya crecido, y es la primera instancia en la que perdemos libertad, por un proceso de respuesta mecánica inconciente a las cosas e influencias externas. Nuestras mentes se han ido organizando de acuerdo con el medio ambiente y las influencias que éste ejerce. Nosotras por ejemplo, somos chilenas y nuestros pensamientos van de acuerdo con las ideas de nuestra realidad, si fuésemos musulmanas, seríamos probablemente devotas musulmanas que juraríamos por el Corán, y así sucesivamente. Debemos reconocer que todos estamos influenciados, en mayor o menor medida. Nuestros cerebros operan bajo ciertas limitaciones, que tal vez no percibamos, pues estamos acostumbradas a ellas, y forman parte esencial de quienes somos.

"Las leyes no están para esclavizar sino para encauzar la libertad." (Fray Antonio de Guevara)

Es impresionantemente importante la necesidad de orden y la tendencia natural del hombre a buscarlo. Desde tiempos inmemoriales que se viene realizando esta búsqueda de un equilibrio entre el orden y la libertad, y no estoy segura de si alguna vez llegaremos a encontrarlo. Actualmente muchas personas comprenden por libertad la capacidad de hacer lo que se les dé la gana y luego no tener que responder por sus actos. Esto es libertad egoísta y no se relaciona con la libertad que el ser humano necesita para ser feliz, es mejor dicho un desorden, un desenfreno, que puede conducir a lo opuesto de lo que se busca. No sé si recuerdas, (yo sí) la típica idea del adolescente rebelde, en aquella difícil edad conocida como la edad del pavo especialmente, en la que la desobediencia era sinónimo de independencia y libertad, y muy por el contrario, es ocasiones esto puede llevar a la dependencia, de por ejemplo sustancias ilegales, que tienen la capacidad de atrapar y transformar al hombre en un animal sometido.

Por lo tanto, la libertad implica seguir un orden y ser responsable con nuestros actos, pues siendo libres dependemos únicamente de nuestros propios designios para sobrevivir en sociedad. Somos libres porque obedecemos, y obedecemos porque somos libres. Obediencia u orden no significan sumisión, no es hacer lo que otros digan sin reflexionar o perder la libertad. Es respetar y comprender que como seres sociales, necesitamos de reglas que no ayuden a mantener una cierta pauta de convivencia. Un orden natural, concensuado, que resulte aceptable y comprensible para todos; no impuesto, que es la palabra a la que generalmente se le asocia el concepto. Es por esto mismo que olvidan la relación nativa entre la libertad y el orden, que no son opuestos, sino que se sirven el uno del otro en necesario equilibrio. Son complementarios y no excluyentes. Cualquiera de las dos en exceso reduce y extingue a la otra.

"La libertad no es ociosidad, es un empleo libre del tiempo, es la elección del trabajo y del ejercicio; ser libre, en una palabra, no es no hacer nada: es ser el único árbitro de lo que se hace o de lo que no se hace.” (Mijaíl Bakunin)

La libertad no precede al deber, sino que es una consecuencia de él. Debemos creernos libres, porque de no ser así, no se explicaría la conciencia del deber. El orden que aparentemente es algo opuesto a la libertad, es necesario en la vida. Donde no hay orden, hay anarquía. En un estado de anarquía o desorden, el fuerte domina al débil, de modo que la libertad que se puede disfrutar al principio, termina rápidamente.

¿Cómo comprender nuestra realidad si no conocemos nuestros orígenes?

Actualmente mucha gente no se da cuenta de las oportunidades y beneficios que nuestros antepasados nos han heredado con tanta sangre y esfuerzo, no comprenden el verdadero valor o significado de la palabra libertad, pues en nuestra realidad, Chile, son muy pocos los que se ven privados de ella por la sociedad, más bien no buscamos la libertad donde deberíamos y es por eso que nos podemos sentir oprimidos y subordinados frente al poder y al orden, y tendemos a descarriarnos y desordenarnos buscando en lugares y de formas que no la vamos a encontrar, más que aparentemente. Es necesario informarnos y comprender nuestra realidad mirando el pasado, pues así también es cómo evitamos cometer los mismos errores de antaño, y logramos valorar nuestra situación y las oportunidades que hoy en día poseemos, guiándonos hacia un progreso indefinido.

El equilibrio entre el orden y la libertad lo encontramos en la responsabilidad. Y este equilibrio no es más que la combinación de todas las fuerzas que logra un balance. El orden surge de un ambiente saludable que funda y combina fuerzas diversas que se contrarrestan. Cuando una fuerza, por benigna que parezca, inclina la balanza hacia un extremo, la caída es inevitable. Por lo que, si ha de existir una estructura, debe ser una que proteja la existencia de todas las fuerzas (que a su vez, es la existencia del equilibrio), y no una que privilegie una fuerza particular. Y estas fuerzas diversas, de orden y libertad, tienen por común denominador la responsabilidad.
“El hombre nace libre, responsable y sin excusas.” (Jean Paul Sartre).

Es esto en lo que yo he quedado, no sé si existirá una mejor solución para mi pregunta, y si la hay, espero que la hayas podido encontrar e incorporado a tu vida.
Deseándote siempre lo mejor, me despido cariñosamente,

Tu pasado
Martina Barends IV° C 2009