jueves, 23 de octubre de 2008

La creación literaria medieval, como reflejo del principio jerárquico de la existencia

La Edad Media es una época no clásica, que comprende del siglo V al XV después de Cristo. Ella es la heredera de la grandiosa Antigüedad Clásica, mas se contraponen mucho, al ser esta clásica y el Medievo no clásico. Durante el transcurso de estos diez siglos hubo grandes avances y desarrollo. Tiempo después en el Renacimiento se la tildó como un milenio perdido, sin avances ni cultura, donde la Iglesia estableció una hegemonía negativa. La Edad Media se caracteriza por ser teocéntrica, ubicando a Dios como centro de todas las cosas. El medieval vivía en una sociedad perfectamente jerárquica, siendo Dios lo supremo, si él nacía en una clase social determinada, se quedaba ahí, porque era ordenanza de Dios. La literatura medieval está dividida en tres géneros; la literatura épica, la doctrinal y la lírica, de los cuales se analizarán textos, cada uno de ellos espejo de las características de la época. Ella está llena de valores guerreros y cristianos como la honra y el honor, la caridad, la fe y la compasión. La literatura se enfocó mucho en ellos y cómo los personajes los practicaban y protegían. Mediante la siguiente argumentación confirmaremos la creación literaria medieval, reflejo como principio jerárquico de la existencia, de los puntos de vista de la literatura y la historia mediante la lectura de textos de ambas asignaturas.
El Imperio Romano sucumbió en manos de los germanos, para la gente el Imperio era la única imagen de grandeza, unión y seguridad. Para el romano se había acabado el mundo, igual barco sin timón. En ese momento, fuer cuando la Iglesia, que estaba ya formada, toma tanta importancia. Ella fue quien impuso el orden y la institucionalidad. Poco a poco fue tomando adeptos, sobre todo en las clases más bajas por lo que prometía. La religión pronto se volvió parte de la cultura medieval siendo el elemento que ayudó a la organización y unificación. La Edad Media fue teocéntrica, y en una sociedad perfectamente jerárquica, Dios era lo primero. En ese momento de gran inseguridad nació un fenómeno, convertido en un sistema político y social llamado feudalismo, que se basaba en el vasallaje. Que caló tan hondo que entró en la Institución más grande de la Iglesia, como se ve en la siguiente cita: “…obispos y abades al mismo tiempo de ser ministros de la Iglesia, se convirtieron en vasallos de los reyes y en grandes señores…” (Ricardo Krebs, Surge un nuevo orden: el mundo medieval, página 211). El caballero debía ser un perfecto vasallo de su rey, como se ve en el tipo del Mio Cid. Ahí se establecía una relación de interdependencia, de fidelidad y de amor. Pero como menciona una gran figura del siglo XX, después que a Dios me debo a la patria, Dios estaba en primera lugar. Todos los creyentes debemos ser vasallos de Dios, establecer una relación de amor y fidelidad con él, ya que es quien nos da todo; seguridad, alimento, abrigo, debemos responder con ser vasallos de Cristo y de su Padre Dios. Como se ve reflejado en la siguiente cita: “…amigos y vasallos de Dios todopoderoso…” (Gonzalo de Berceo, Milagros de Nuestra Señora, página 6). El vasallaje con Dios pronto se vio reflejado en el feudalismo donde la Iglesia se convirtió en una servidora y un elemento más de él. En la narrativa lírica nace una obra titulada Coplas a la muerte de su Padre, donde se ve una imagen de vasallaje, ya que el autor le escribe a su padre a su honor por todo lo que fue, y le había dado, donde se ve la jerarquía y vasallaje llega al núcleo de la sociedad que es la familia.
Al ser el hombre un servidor de Dios, debía obedecer a todo lo que este imponía. Mientras en Europa predominaba cristianismo, fuera de ella nació el Islam. Así como para los renacentistas todo lo que se saliera de lo clásico era malo, para los cristianos igual. La lucha entre ambos bandos era terrible, ellos debían defender su fe, lo que era símbolo de bondad, ya que su fe era la verdad. Un motivo importantísimo la literatura narrativa épica fue la Guerra Santa: el cristiano está en una constante lucha con los enemigos de la fe, por una serie de revelaciones, en las cuales él recibe la manera de guiar a su pueblo para liberarlo y hacer más grandes la religión de Alá, en las revelaciones hace lícita la guerra en defensa de la fe: “…la experiencia militar del profeta será clave para su prestigio en Arabia, por lo tanto, para conseguir nuevas adhesiones, las revelaciones de Mahoma hacen lícita la guerra en defensa de la fe…” (José Marín Riveros, Del Imperio Romano hasta el siglo VIII, página 43). De esta manera vemos como dos elementos de la época se fusionan. El carácter bélico y el teocentrismo. La representación de la realidad medieval ve la vida en un sentido jerárquico, donde Dios manda y la vida como un campo de batalla, donde debemos luchar por ese Dios. Ejemplo de esa constante lucha entre moros y cristianos es el Mio Cid. El Mio Cid es un caballero, que representa palpablemente al Medioevo; fue siempre un buen cristiano y luchó por su fe por sobre todas las cosas. El Cid fue batallando y conquistando territorios moros, estos respondían con la misma violencia, ya que defendían su fe con la guerra igualmente, como se aprecia en la siguiente cita: “…llevad tres mil moros bien armados y junto con los moros de la frontera, que os ayudarán, prendedlo vivo y traedlo a mi presencia…” (Anónimo, El Mio Cid, página 28). El sentido jerárquico de la existencia explica que Dios es supremo y bueno, que él nos ordena la Guerra Santa, por consiguiente esta es un símbolo de la Bondad, ya que en ella actúan los valores cristianos, ya que para aquella época la postura de la Guerra Santa se considera ética y correcta.
Cada época literaria tiene su forma de “ver” las cosas y las personas de establecer relaciones entre unas y otras; en resumen de interpretar y representar a la realidad. La realidad medieval se ve en su dimensión de trascendencia cristiana y en un sentido jerárquico de la existencia. La Edad Media fue una época grandiosa donde la Iglesia fue la máxima Institución, que llevó al sincretismo de los sustratos latinos, cristianos y germánicos. Así mismo hubo tres géneros, que mediante sus personajes fueron reflejo de los valores de la época. En el ensayo anteriormente desarrollado vimos que el feudalismo fue un elemento literario histórico, que representó el sentido jerárquico de la existencia. Y que la Guerra Santa al ser un mandamiento jerárquico de Dios era algo bueno. Con los argumentos previamente indicados podemos confirmar la creación literaria medieval, reflejo como principio jerárquico de la existencia.
Rudolf Schweinitz
IºB, 2008