miércoles, 22 de junio de 2016

Day and Night

El mundo es bello, pero tiene un defecto llamado hombre.
Friedrich Nietzsche.

Day and Night - Escher


            Distopía
Hoy, mañana, ayer. A veces me pregunto cuántas veces no ven, solamente por querer ser ciegos. ¿No sería mejor disfrutar aquello que deleite la mente mas no cure los males? Me aburre pensar cómo sería vivir atormentado, prefiero divertirme mientras veo pasar la tormenta. Tantos que caminan sin sentido, porque ya no encuentran uno, yo sigo creyendo que buscar un propósito en sí es lo que no tiene sentido. La noche es consecuencia del día, y yo un ser de noche, donde todas las caras se ven parecidas y las luces de la selva de concreto opacan el brillo de las estrellas. Me gustan los callejones obscuros y los cuervos merodeadores volando sobre nuestras cabezas, signos de algún mal presagio que realmente no nos importa. En este punto no sé si ser víctima o victimario, la verdad da igual, todos somos culpables de esto. Volvió a subir el precio del pan, cuatro reales en los bolsillos no valen lo que antes, la guerra lo hace todo más caro, claro que a mí nunca me ha afectado, nada lo hace. “Los horrores de la guerra hicieron crecer los males. Las derrotas militares, la corrupción e ineficiencia del gobierno, el hambre y los sufrimientos de la población civil abrieron el camino a la revolución” (Compacto Cultural IV Medio, pág. 426) Pues para llegar a la paz se necesita un conflicto, un roce, y eso significa un buen ingreso para aquellos que saben aprovecharlo. Aun así, muchos creen que el mal tiempo va a pasar, que todavía hay un ideal por encontrar, ¿yo? yo solo creo que no podemos pretender encontrar aquello que nuestra propia esencia impide que exista. Sin embargo, a veces como todo individuo me gustaría poder soñar con los ojos abiertos. Envidio a aquel que puede cerrar los ojos y puede ver más allá o al menos imaginárselo. Envidio las caras grises en la multitud que aún tienen algo a lo que aferrarse. Pero sobre todo envidio a aquellos que nacieron con el don de la fe, don que aún no he tenido el placer de conocer. Por las noches, siento su presencia, su aroma, susurrándome al oído en un idioma olvidado de manera inteligible, pero con el alba despierto acompañado de su ausencia, nada más…”Sigo creyendo que si creyéramos todos en nuestra salvación de la nada seríamos todos mejores” (Del Sentimiento Trágico de la Vida, Miguel Unamuno, pág. 4). Es entonces cuando se me ocurre que todo hombre tiene derecho a una fe, tanto como si de buscar una utopía se tratase. ¿Y si la utopía es la búsqueda del ideal perfecto, acaso no es nuestra propia imperfección humana la que termina transformándola en distopía? Supongo que a veces pienso más de la cuenta, y olvido que la sombra es consecuencia de alguna luz, que en algún lugar perdí. He visto hombres caer de lo más alto y otros levantarse desde el subsuelo más profundo, por mi parte, nunca me preocupe por nadie y nadie se preocupó por mí. Tal vez fui inocente al soñar con un mundo libre para todos, no me di cuenta que nunca seremos libres. Ni yo que me encuentro en la cima tengo libertad, nunca se tendrá. La realidad es una ilusión, un inteligente engaño de los sentidos, si antes fueron grilletes, hoy son las cadenas de la mente las que nos atrapan: “El individuo es sin duda el átomo ficticio de una representación “ideológica de la sociedad; pero es también una realidad fabricada por esa tecnología específica de poder que se llama la “disciplina”.(Vigilar y Castigar, Foucault, pág. 180) Disciplina, que como si de un defecto cromosómico se tratase está aferrada a nosotros desde el primer destello de luz hasta el último suspiro. Tantos hombres prometiendo el cielo, cuando el cielo todos los inviernos termina en el suelo. La ambición fue mi aliada poderosa, también protagonista de mis amarguras. El poder llegó a ser mi único alimento, el problema estuvo en el no poder, el no poder querer, el no poder confiar, el no poder tener suficiente. ¿Serán fuerzas cósmicas que nos impulsan? O tal vez la infinita codicia del hombre nunca estuvo en los planes. Vivimos en una realidad contradictoria, donde, “la guerra es la paz, la libertad es la esclavitud y la ignorancia es la fuerza”  (1984, George Orwell, pág. 5) Nada fue como lo pensamos, pero no escuche protesta alguna ¿Acaso habrá remordimiento en la conciencia humana? Tal vez de nada serviría divagar sobre ideales, cuando la justicia solo es un juego de niños.  ¿Porque marcha un pelotón completo por una causa ajena? ¿Porque se aferra el títere al titiritero? Tantas ansias de poder y tantos hombres ambiciosos, parece ser la naturaleza de las cosas, pues solo somos esclavos de nuestros defectos. Somos peones en el tablero de ajedrez. Como buenos jugadores, los pastores piensan con varias movidas de anticipación, evitando que se descarrilen sus ovejas. Es más yo diría que la mayoría de los conflictos son orquestados, “no surgen de una profunda lava emocional donde la gente queda atrapada sin posibilidad de resistirse. Al contrario, son resultado de la movilización de las emociones por parte de los diligentes, o, cómo debería llamárseles, los seductores” (Hacia el siglo XXI, Ralf Dahrendorf, pág. 525) Así un pie, luego otro, bala por bala caen los subordinados, como cartuchos usados contra el frío suelo de la realidad. Me sorprende como el medio solo por contenernos nos define ¿qué es la evolución sino el esfuerzo por seguir viviendo? ¿Será que toda creación humana está destinada a perecer y por ende lucha por prevalecer?

             Somos huérfanos del destino, aprendiendo solos a que no se avanza con los pies sino con la cabeza. ¿Arrepentimiento? Ninguno, sólo fríos pensamientos de una mente sin recuerdos, inocente ante la ciega justicia que hasta a mí me ha defraudado. Espero vuelva la humanidad que perdí, y así tal vez reencontrarme con lo que nunca tuve, siempre quise y nunca tendré. Me gustaría ser inmortal y ver desde arriba para dejar de sentarme en la cumbre de huesos que construí y empezar a amar como hacen todos, bendecidos con el don de la ignorancia, no entienden ni lo primero ni se enteraran de lo último. Solo quedan fantasmas de lo que pudimos ser, ¡que molesto! Tantas veces escuche “los hombres. Hay que amar a los Hombres. Los hombres son admirables. Tengo ganas de vomitar, y de pronto ahí está; la Náusea.” (La Náusea, Jean Paul, pág. 134) Un asco que muchos parecen padecer, ya no hay ganas de vivir, todos arrastran los pies ¿y si es cuando dejamos de correr que la vida se nos escapa? ya estamos exhaustos. Los días se hacen más largos, ya se marchitaron las manecillas del reloj y los cisnes se harán cuervos cuando lleguen las 12...todo está perdido.

  
Si me caí, es porque estaba caminando. Y caminar vale la pena, aunque te caigas.
Eduardo Galeano
Utopía 
Mírenlos, desorientados, asqueados de su propio triunfo ¿Acaso esto querían?  Dicen que le temen a la obscuridad, tal vez solo fue la luz la que los cegó. Se prometían resilientes, en ascenso, ya ni siquiera sé si sienten la caída. No entienden que el tiempo es circular, pero no infinito y que el sol comparte miradas con la luna. Creo que se enamoraron de las estrellas y ahora le temen al amanecer. Aunque aún haya esperanza en algunos, otros simplemente dejaron de buscarla, ¿es que no ven que siempre estuvo ahí? La luz se refleja en todos los colores, pero al parecer hoy solo quieren ver un juego de negros. Son tantas verdades para una sola realidad invadida de intersecciones, hasta las lenguas se les cruzan. Profesando paz y abrazando guerra, aceptan relatos falsos de una bien vista hipocresía. Son embusteros y tramposos, al final solo se engañan a ellos mismos, no se dan cuenta de que son su propia piedra en el camino. Camino dividido en una bifurcación ilusoria que los lleva al mismo sitio, porque no van donde las praderas relucen, sí no más bien donde los sueños duermen. ¿Será que lo hacen a propósito? ¿Qué pretenden? Si ni sus supuestos anhelos los zafan del abismo. ¿Si la vida es perfecta en su origen, acaso no son ellos mismos los que terminan degenerándola? Ya se hace tedioso esperar un mundo ameno libre de hombres confusos y plagado de sueños cumplidos. Donde el humo solo provenga de las hojas secas rostizadas por el sol, y donde las historias de guerra sean solo cuentos para los niños mal portados. “Con la promesa de un mundo prodigioso donde bastaba con echar unos  líquidos  mágicos  en  la  tierra  para  que  las  plantas  dieran  frutos  a  voluntad  del  hombre” (Cien años de soledad, García Márquez, pág. 8) Un mundo en paz, abundante en placeres, inmerso en risas y  rebosante de melodías. Un mundo donde el tiempo orbite sobre el eje mismo de la existencia, sin perturbarla. Se ríen y el tiempo parece escurrir de entre sus dientes, poco puedo hacer al respecto. Crecieron tanto, que ya ni siquiera caben en mis manos ¡Brillantes! siempre un paso adelante. Con la frente en alto, siempre mirando desde arriba, como si fueran reyes en su mundo. Esa arrogancia traicionera, ese don tan malgastado, sólo a un paso más cerca de su inherente fracaso. “¿Qué hay de los cuatro jinetes de la Apocalipsis, uno montado en el caballo blanco de la guerra civil, otro en el caballo rojo del genocidio; otro más en el caballo negro del terrorismo, y el último, en el caballo lívido de la hambruna y la enfermedad?” (Como acabar el siglo XX, WM Roger Luis, pág. 4) ¿Que van a hacer? son ellos mismos montando hacia su tan predicado final. Siempre esperando el fin, en vez de tomar peso por sus acciones, así no los veo llegar más allá de sus narices. Despierten, ya basta de hacerse los indoloros y reconozcan el dolor en sus corazones, demuestren la humanidad que sé que tienen. Escapen de la nube gris que tanto persiguen, y ya dejen de ver a través del ojo de la tormenta. Que el mundo ideal nunca hubo que buscarlo, siempre estuvieron parados sobre él, sólo tenían que detenerse a mirar un segundo. Como pueden ignorar la eternidad si les sonríe burlesca desde el otro lado.  Es acaso tan difícil dejar de admirar su reflejo en las agitadas aguas del destino como para fijarse por un pequeño instante en que sus cabezas ya están sumergidas. Espero la verdad se les presente en forma de epifanía y dejen de morder la mano de quien los alimentaQué ironía que los primogénitos de la tierra hayan decidido traicionarla. Debe ser la misma fuerza de gravedad la que aferra la grandeza del hombre al suelo, ya parece que terminaron de agotarse sus fuerzas por levantar el peso del poder en sus hombros. Tan grandiosa creación, el hombre, que tanto me maravilla cómo decepciona. Tal vez son ellos la razón de la vida y su actuar es justificado, y  no sólo eran delirios de grandeza que los aquejaban. Pensar que solo fue un capricho mío, “mi vehemente voluntad de crear me empuja siempre de nuevo hacia los hombres; así se siente el martillo impulsado hacia la piedra. ¡Ay, hombres en la piedra duerme para mí una imagen, la imagen de mis imágenes!” (Así habló Zarathustra, Friedrich Nietzsche, pág. 90)  que al parecer no era tan perfecta como pensaba. Últimamente parece que es su continuo esfuerzo por equilibrar la balanza a su lado lo que más me preocupa. Mientras ellos crecen,  siento mi voz desvanecerse y la lengua del hombre solo parece repetir: “No críes cuervos o arrancaran tus ojos de sus cuencas.” Ya está lloviendo y el viento parece llevarse los lamentos de los inocentes que pasan desapercibidos ante el cruel invierno en el que están sumidos. La pieza central de mi rompecabezas que por más que cambie parece no calzar ¿Habrá sido una falla en los planes? Al menos eso aparenta, su codicia está devorando la infinidad del universo. La felicidad ya no está en su horizonte y se sienten cómodos viviendo entre las obscuras faldas de la solemne noche. Luchando por salvar su propio pellejo leproso sin importarles a cuantos contaminan en el camino. La esperanza se rinde ante el insomnio, y el estruendoso canto de las campanas sentencia el silencioso juicio del hombre. Han llegado las 12, no pude hacer nada para evitarlo.




Día y Noche

A veces pasa que cuando despierto solo quiero seguir soñando para despertarme otra vez. ¿Acaso se acabaron las buenas mañanas? Entonces me pongo a pensar en cómo sería entenderlo todo, pero solo termino pensando en que no entiendo nada. Al parecer, no es el hoy, el que ayer pensamos, que el mañana seria.

Ya es tarde para tus lamentos, no entiendes que el único culpable siempre fuiste tú. Para entenderlo todo primero deberías entender sobre que estás hablando, el presente es sólo cosecha de tu descuidada siembra.

¿Y ahora osas aparecerte?, después de habernos dejado la soledad como única compañía. Puede que estemos cosechando la discordia, pero la semilla siempre estuvo podrida. Repentinamente tienes tanto que decir y reclamas tener tantas respuestas, cuando nunca fuiste más que un susurro en nuestras conciencias.

¡Insolente! Que impertinencia obviar el porqué de tu existencia. Evidentemente he estado presente en tu subconsciente, pero si no escuchaste fue a causa de tu conveniente sordera. Espero hayas logrado apaciguar la insaciable  culpa que te carcome.
                  
¿Pero a qué culpa te refieres? Que inocencia para quien se esconde detrás de la inmortalidad. Que no entiendes que nuestros pies descalzos gozan de las gélidas caricias  de los vidrios rotos. Nuestras llagas son solo medallas del largo camino recorrido, no nos repugnan solo alimentan el orgullo que hemos construido.

Son amantes de la muerte, su única limitación. Autodestructivos en su esencia, por eso son y siempre serán una herida abierta en la tierra, destinada a nunca cicatrizar. Un mundo ideal y en armonía, sentenciado desde que dieron su primer pasó en él. 

No pedimos nada de esto, ya no esperamos la perfección pues nos sabemos defectuosos. No bajamos los brazos, nunca quisimos alcanzar tu cielo, sólo fuiste una respuesta más, para contestar nuestras preguntas sin sentido.

Pareces tenerlo todo solucionado, encontraste resolución en una noche sobria, embriagada de pensamientos, aceptaste ser el responsable de la inviabilidad de mis anhelos, fruto de mis frustraciones…

Ya me harte de escuchar tus lamentables quejas, ya no hay poder en ti que sea capaz de frenar nuestra naturaleza, somos incorregibles y dichosos, no habrá un mundo perfecto mientras nosotros reinemos sobre él. Ahora tus esperanzas solo serán  cuentos incompletos, “hoy dios ha muerto; el hombre lo ha matado”.


El hombre, en su orgullo, creo a dios a su imagen y semejanza.
 Friedrich Nietzsche
Una sencilla explicación
Los opuestos se atraen, se nutren de sus diferencias generando una realidad para encontrar el equilibrio. Vivimos en una distopía que se justifica en nosotros mismos y anhelamos una utopía que nos es externa e inalcanzable. El constante juego entre la luz y sus sombras, entre el blanco y el negro, la valorización de lo humano y su intranzable naturaleza son solo dos caras de la misma moneda.
En distopía el hombre reflexión sobre sus defectos, los recibe con una indiferente cara de aceptación. Contextualiza el pensamiento del siglo XX en bases históricas literarias y filosóficas, mientras representa un existencialismo lleno de dudas.
Por otro lado en utopía se presenta una visión superior al contexto humano donde se critica y valora esa batalla que tiene el hombre contra sí mismo que termina por estancarlo. La obra día y noche cobra vida en cada pensamiento tanto utópico como distopico, es un incesante baile entre opuestos en un intento de encontrar el balance perfecto. Tras un largo desarrollo individual por ambas partes, concluyen discutiendo entre ellas, encontrando así solución a la problemática inicial. Se crea una interacción entre los dos conceptos, que al fin y al cabo solo resultan ser dos caminos que terminan en un callejón sin salida alguna.
Cada uno de nosotros es un universo en sí mismo lleno de contradicciones lleno de tribulaciones, lo que nos permite generar una idea propia , única e igual de valida que las demás. Continuando el hilo conductor presente a lo largo del trabajo decidimos colocar una sencilla explicación sin considerar algún orden preestablecido como comprobación misma de que la distopía es una realidad.
 Tal vez es hora de darse cuenta que no somos más que animales
¿deberíamos luchar contra nuestros instintos?

Mateo Guevara, Thomas Mies y Clemente Rojas
IVº A, junio 2016
Colegio Alemán de Valparaíso

  
Bibliografía y Webgrafía

Así habló Zarathustra, Friedrich Nietzsche.

Como acabar el siglo XX, WM. Roger.

Cien años de soledad, García Márquez.

La Náusea, Jean Paul.

Hacia el siglo XXI, Ralf Dahrendorf.

1984, George Orwell.

Vigilar y Castigar, Foucault.

Compacto Cultural IV Medio, varios autores.

Del Sentimiento Trágico de la Vida, Miguel Unamuno.

Imagen portada: Day and Night, Maurits Cornelis Escher.

http://britton.disted.camosun.bc.ca/escher/day_and_night.jpg

Inspiración musical:

Distopía: Sonata Moonlight, Beethoven.

https://www.youtube.com/watch?v=4Tr0otuiQuU

Utopía: Nocturne no.20 in c-sharp minor op.posth, Chopin.

https://www.youtube.com/watch?v=_hyAOYMUVDs