sábado, 5 de diciembre de 2009

He estado pensando hoy…

"Denme la libertad para saber, pensar, creer y actuar libremente de acuerdo con la conciencia, sobre todas las demás libertades." (Rosa Díez)



Querida Martina:

Espero que aun después de tantos años me recuerdes. Sé que hace mucho que no escribo, ni sabes de mí, es por esto que he querido actualizarte en el pasado. No sé si creo que hayas podido encontrar una solución, pero definitivamente lo deseo, ya que yo sigo varada en el mismo sitio desde entonces. Sé que no suena muy halagador para mí, pero es verdad.

¿Recuerdas aquellos tiempos en los que investigábamos e intercambiábamos nuestros pensamientos? Todas las dudas y certezas que se creaban o desaparecían… yo recuerdo como si fuese ayer cuando nos estábamos conociendo, determinando nuestras creencias y opiniones, decidiendo quién ser como persona, observando al resto y evaluando ventajas y desventajas de ser como somos. No fue fácil. Aprender de nuestros errores y de los de los demás. Conocerse conociendo a otros, descubrir nuestros pensamientos a partir de las conversaciones con los demás, y de sus propias opiniones. ¿Qué es lo mejor para nosotras? ¿Seguir un orden o ser libres? Y ¿hasta qué punto? No queríamos parecer unas viejas anticuadas del año de la cocoa, pero tampoco ser unas minas cualquiera, que hacen lo que se les da la gana, porque se creen geniales; y al primer problema se derrumban o lo ignoran, ya que no saben qué hacer para solucionarlo. ¿Cómo encontrar el equilibrio entre la libertad y el orden?

El crecer no fue siempre entretenido, mientras mayor libertad nos daban, mayores eran las responsabilidades que debíamos afrontar. Es una variable proporcional. Convertirse en adulto implicaba dejar de ser niño, o por lo menos aprender a ser responsables de nuestros actos. Viéndolo así, no daban ganas de crecer siempre o ser grandes para todo, sólo para lo que nos convenía. Recuerdo perfectamente cuando discutía con mi mamá, porque me tocaba cocinar, lavar la ropa o hacer mi cama, y yo no quería, y ahí salía ella con el pero tú me dijiste que te quieres vivir sola cuando grande, entonces tienes que aprender a hacer las cosas de la casa ahora, porque yo no voy a hacer las cosas por ti siempre. La excusa perfecta. Y lo peor de todo es que yo sabía que tenía razón. Era tan frustrante. A mayor libertad, se necesita un mayor orden, es por esto que he descubierto que el equilibrio entre el orden y la libertad es la responsabilidad.

“Bendito sea el caos, porque es síntoma de libertad” (Ronald Reagan)

Mas es importante en todo tiempo y en todo lugar definir un poco las ideas, así después no incurrimos en problemas por mal interpretaciones. A ti Martina, que te gustaban tanto las ciencias, y espero que así siga siendo, la definición de equilibrio es la de fuerzas que se anulan entre sí y de esta manera forman un sistema estable, esto es, sin variaciones. Sin embargo, el anular cosas entre sí no resulta muy práctico en la vida humana. Nosotros más bien requerimos un equilibrio dinámico, que permite estabilidad, pero, al mismo tiempo, movilidad. Es como un auto o una bicicleta que no se vuelcan, permiten el traslado de manera segura y organizada. Así que, de lo que trata el equilibrio es de orden. Un control que permite guiar hacia un destino dado. Pero si es así, ¿significa que el orden y el control son la receta para la armonía y la felicidad humanas? Aquí es donde debemos recordar que el equilibrio dinámico se rige no por un poder centralizado, sino por el despliegue de fuerzas contrarestadas distribuidas horizontalmente sobre la sociedad. Por sí sólo, el énfasis excesivo en un único dictamen, desequilibra el deseo de orden colectivo con el deseo de la libertad individual.

"La libertad no es hacer lo que quiero, sino es poder decidir y hacer lo que es correcto." (George Washington)

En un estado o sociedad, el hombre no puede ser completamente libre, porque tiene que considerar a los demás. Tiene que someterse a ciertas normas externas. No podemos decir: "soy libre, voy a conducir mi auto por la pista contraria". Tenemos que actuar de acuerdo con una norma que exige conformidad general. Hay un armazón de orden en el propio individuo, dentro del cual hay caos y libertad. Nuestra libertad interior es la que nos permite comprender que debemos respetar y ser responsables, para poder ser felices y sentirnos plenos, lo que se expresa en nuestros pensamientos y sentimientos con respecto a las cosas y los demás. Esto lo podemos apreciar en la manera que tiene cada uno de enfrentarse a los problemas. Hay gente que se queda estancada, sin saber qué hacer y se echa a morir, otra lo ignora, lo cubre y procura olvidar, y algunos lo observan desde distintos puntos de vista, tratando de aprender lo más que se pueda de la situación. Esto depende tanto de la persona como de la cultura o ambiente en el que haya crecido, y es la primera instancia en la que perdemos libertad, por un proceso de respuesta mecánica inconciente a las cosas e influencias externas. Nuestras mentes se han ido organizando de acuerdo con el medio ambiente y las influencias que éste ejerce. Nosotras por ejemplo, somos chilenas y nuestros pensamientos van de acuerdo con las ideas de nuestra realidad, si fuésemos musulmanas, seríamos probablemente devotas musulmanas que juraríamos por el Corán, y así sucesivamente. Debemos reconocer que todos estamos influenciados, en mayor o menor medida. Nuestros cerebros operan bajo ciertas limitaciones, que tal vez no percibamos, pues estamos acostumbradas a ellas, y forman parte esencial de quienes somos.

"Las leyes no están para esclavizar sino para encauzar la libertad." (Fray Antonio de Guevara)

Es impresionantemente importante la necesidad de orden y la tendencia natural del hombre a buscarlo. Desde tiempos inmemoriales que se viene realizando esta búsqueda de un equilibrio entre el orden y la libertad, y no estoy segura de si alguna vez llegaremos a encontrarlo. Actualmente muchas personas comprenden por libertad la capacidad de hacer lo que se les dé la gana y luego no tener que responder por sus actos. Esto es libertad egoísta y no se relaciona con la libertad que el ser humano necesita para ser feliz, es mejor dicho un desorden, un desenfreno, que puede conducir a lo opuesto de lo que se busca. No sé si recuerdas, (yo sí) la típica idea del adolescente rebelde, en aquella difícil edad conocida como la edad del pavo especialmente, en la que la desobediencia era sinónimo de independencia y libertad, y muy por el contrario, es ocasiones esto puede llevar a la dependencia, de por ejemplo sustancias ilegales, que tienen la capacidad de atrapar y transformar al hombre en un animal sometido.

Por lo tanto, la libertad implica seguir un orden y ser responsable con nuestros actos, pues siendo libres dependemos únicamente de nuestros propios designios para sobrevivir en sociedad. Somos libres porque obedecemos, y obedecemos porque somos libres. Obediencia u orden no significan sumisión, no es hacer lo que otros digan sin reflexionar o perder la libertad. Es respetar y comprender que como seres sociales, necesitamos de reglas que no ayuden a mantener una cierta pauta de convivencia. Un orden natural, concensuado, que resulte aceptable y comprensible para todos; no impuesto, que es la palabra a la que generalmente se le asocia el concepto. Es por esto mismo que olvidan la relación nativa entre la libertad y el orden, que no son opuestos, sino que se sirven el uno del otro en necesario equilibrio. Son complementarios y no excluyentes. Cualquiera de las dos en exceso reduce y extingue a la otra.

"La libertad no es ociosidad, es un empleo libre del tiempo, es la elección del trabajo y del ejercicio; ser libre, en una palabra, no es no hacer nada: es ser el único árbitro de lo que se hace o de lo que no se hace.” (Mijaíl Bakunin)

La libertad no precede al deber, sino que es una consecuencia de él. Debemos creernos libres, porque de no ser así, no se explicaría la conciencia del deber. El orden que aparentemente es algo opuesto a la libertad, es necesario en la vida. Donde no hay orden, hay anarquía. En un estado de anarquía o desorden, el fuerte domina al débil, de modo que la libertad que se puede disfrutar al principio, termina rápidamente.

¿Cómo comprender nuestra realidad si no conocemos nuestros orígenes?

Actualmente mucha gente no se da cuenta de las oportunidades y beneficios que nuestros antepasados nos han heredado con tanta sangre y esfuerzo, no comprenden el verdadero valor o significado de la palabra libertad, pues en nuestra realidad, Chile, son muy pocos los que se ven privados de ella por la sociedad, más bien no buscamos la libertad donde deberíamos y es por eso que nos podemos sentir oprimidos y subordinados frente al poder y al orden, y tendemos a descarriarnos y desordenarnos buscando en lugares y de formas que no la vamos a encontrar, más que aparentemente. Es necesario informarnos y comprender nuestra realidad mirando el pasado, pues así también es cómo evitamos cometer los mismos errores de antaño, y logramos valorar nuestra situación y las oportunidades que hoy en día poseemos, guiándonos hacia un progreso indefinido.

El equilibrio entre el orden y la libertad lo encontramos en la responsabilidad. Y este equilibrio no es más que la combinación de todas las fuerzas que logra un balance. El orden surge de un ambiente saludable que funda y combina fuerzas diversas que se contrarrestan. Cuando una fuerza, por benigna que parezca, inclina la balanza hacia un extremo, la caída es inevitable. Por lo que, si ha de existir una estructura, debe ser una que proteja la existencia de todas las fuerzas (que a su vez, es la existencia del equilibrio), y no una que privilegie una fuerza particular. Y estas fuerzas diversas, de orden y libertad, tienen por común denominador la responsabilidad.
“El hombre nace libre, responsable y sin excusas.” (Jean Paul Sartre).

Es esto en lo que yo he quedado, no sé si existirá una mejor solución para mi pregunta, y si la hay, espero que la hayas podido encontrar e incorporado a tu vida.
Deseándote siempre lo mejor, me despido cariñosamente,

Tu pasado
Martina Barends IV° C 2009

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